¿Eres una persona resiliente?

La resiliencia es una fortaleza y cualidad que aporta grandes beneficios y bienestar a tu vida. ¿Los conoces?, ¿te consideras una persona resiliente? Descúbrelo aquí. Desde PsiqAT, ¡queremos contártelo!

El término resiliencia proviene del latín, del verbo resilio, que significa “saltar hacia atrás”, y originalmente, era usado en el ámbito de la física para referirse a aquellos materiales que pueden resistir un impacto y volver a su forma original. En el ámbito de la psicología la resiliencia es la capacidad de adaptarse y ver los conflictos como retos y oportunidades para continuar evolucionando y creciendo, es algo que nos puede beneficiar mucho a lo largo de nuestra vida. El término resiliencia engloba la capacidad que caracteriza a las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro.
Se trata de convertir los problemas en retos y oportunidades para crecer. Estas personas se aprovechan de las dificultades que viven para obtener un beneficio que le permita obtener recursos y herramientas útiles para el futuro. Al final, se trata del cómo enfocamos las cosas y con qué gafas vemos la vida. Y tú, ¿con qué gafas ves la vida y la interpretas?

A continuación, vamos a ver cuáles son las principales características de las personas resilientes:
-Tener una actitud positiva
-Ser realista
-Tener sentido del humor

– Plantearse retos

-Tener autonomía

-Tener autoconocimiento

-Son personas con empatía

-Tolerar la incertidumbre.

-Tener conciencia del presente.

-Valorar a las personas que tenemos en nuestra vida (familia, amigos, pareja…).

-Son personas con confianza en sí mismas.

– Capacidad de proyectarse hacia adelante y de anticiparse a los hechos.

Flexibilidad: adaptación a las diferentes situaciones.

Constancia y perseverancia: orientación al logro.

Pensamiento constructivo: las amenazas no se pueden evitar, pero sí se puede elegir la manera de reaccionar ante ellas.

Red de apoyo emocional sólida: tener buenas relaciones con los demás fortalece la resiliencia.

Introspección: cada crisis es una oportunidad de crecer.

Optimismo: no significa no ser realista, sino enfocarse en lo bueno y recordar los triunfos personales en los momentos difíciles como manera de salir adelante.

Ser resiliente, no implica no sufrir o no sentir emociones “desagradables” como la tristeza o la ira, sino saber encajar los golpes de la vida, convirtiéndolos en oportunidades para aprender, crecer y evolucionar.

La resiliencia es una forma de crecimiento

Hay determinados factores, que ayudan o contribuyen al desarrollo de la resiliencia, fortaleza que nunca hay que dejar de fortalecer y trabajar:

-Tener una buena red de apoyo (amigos, familia, pareja…) es un factor importante. Esto te hace una persona más resiliente en comparación a si estas solo.

-Abrirse a la expresión de las emociones sin tenerles miedo.

-Afrontar los problemas y al mismo tiempo buscar soluciones. Huir o evitar los problemas te aleja de la resiliencia.

-Ser capaz de ser humilde y saber cuándo reponer fuerzas, cuando debes descansar.

-Ser capaz de confiar: en uno mismo primero, y en los demás.

Desarrollar y trabajar la resiliencia puede llegar a aportar muchos beneficios en nuestra vida diaria, acercándonos, según muchos estudios recientes, al bienestar y equilibrio psicológico. Algunos de los beneficios se detallan a continuación:

-Tienen una mejor percepción de su propia imagen.

-Tienden a ser menos críticos consigo mismo.

-Son más optimistas, mostrando una actitud más positiva, alejada de la queja constante.

-Saben cómo hacer frente a los retos.

-Tienen una mejor salud física.

-Son más exitosos tanto dentro como fuera del trabajo.

-Consiguen una mayor satisfacción en sus relaciones.

-Tienden a caer menos en depresión o en problemas de salud mental.

Esperamos que, tras la lectura, conozcas un poco más acerca de este término y de los múltiples beneficios que aporta en nuestra vida su desarrollo. Desde PsiqAT siempre estaremos encantadas de ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotras.

¿Eres crítico contigo mismo?

¿Cómo te hablas a ti mismo/a?, ¿Te escuchas y sólo oyes cosas negativas?, ¿Eres tu peor enemigo/a a la hora de criticar un acto en concreto?, ¿Te sientes responsable de todo lo malo y nunca eres capaz de hacer una autocrítica constructiva?, ¿Crees que ser tan crítico/a y duro contigo mismo está afectando a tu calidad de vida y repercutiendo en tu estado de ánimo y en tu autoestima? 

El término critica patológica fue acuñado por el psicólogo Eugene Sagan para describir la voz interior negativa que te ataca y te juzga. Todo el mundo tiene una voz interior crítica. Pero las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica patológica más viciosa y expresiva. 

La crítica te dice…

        Te acusa de las cosas que van mal

        Te compara con los demás (casi siempre siendo tú el que esta en desventaja)

        Fija estándares de perfección imposibles y luego te fustiga por ellos 

        Mantiene un registro de tus fracasos, pero se olvida de tus dones y logros

        Te llama cosas como – estúpido/a, incompetente, feo/a, débil- y te hace creer que todo eso es verdad

        Lee la mente de tus amigxs y te convence de que están aburridxs, desanimadxs o disgustadxs por tu culpa

La crítica tiene muchas armas. Entre las más efectivas están los valores y reglas de vida que ha tenido toda su vida. La crítica tiene una forma de volver sus “debes” contra ti, compara la forma de ser con la forma que debería ser y te juzga como insuficiente o malo. Los debes no son más que una de las muchas distorsiones cognitivas que existen. Una distorsión cognitiva es la forma que tenemos de interpretar la realidad en base a nuestras creencias, son el arma de la crítica, esas gafas empañadas que no te dejan ver con claridad. 

El origen de la crítica

La crítica nace en la infancia temprana de manos de los padres. En la infancia nuestros padres nos enseñan qué conductas son aceptables, peligrosas, moralmente reprobables y cuales causan enojo. Hacen esto abrazándote y premiándote por la conducta correcta y castigándole por las conductas peligrosas, malas o molestas. 

Todos los niñxs crecemos con residuos emocionales de los gestos prohibitivos, reteniendo el recuerdo de aquellos momentos en los que se sintieron malos o fueron reprobados. 

¿Por qué escuchamos a la crítica?

 Escuchamos a la crítica porque, aunque parezca que no es gratificante hacerlo, ayuda a satisfacer nuestras necesidades básicas y funciona como un reforzador ya que te rebaja la ansiedad y te hace sentir menos incompetente o impotente. Por ejemplo, el proceso de duelo es un ejemplo clásico de reforzamiento negativo. ¿Qué lleva a la gente a recrearse en los recuerdos penosos de la persona u objeto perdido? ¿Por qué seguir pensando una y otra vez en aquellos gratos días que no volverán más? Paradójicamente, estas ruminaciones obsesivas acerca de la pérdida tienen el poder de aliviar el dolor. La evocación de recuerdos o imágenes concretas de la persona u objeto perdido ayuda a descargar la tensión en la forma de lágrimas y luego en un breve período de entumecimiento. La etapa de los recuerdos obsesivos en el duelo se ve reforzada por la reducción de la tensión y unos instantes de relativa paz.

¿Cómo desarmar a la crítica?

Lo primero que tenemos que hacer es ser capaces de identificarla, hacerla consciente. En ocasiones la crítica le azota con imágenes de anteriores errores o fracasos. A veces no utiliza palabras o imágenes. Este pensamiento llega en la forma de un estado de consciencia, un conocimiento, una impresión. La crítica es tan rápida que parece ir más allá del lenguaje. Un vendedor lo expresaba así: «Hay veces en que sé que estoy echando a perder mi vida. Puedo experimentar esta sensación de vaciedad. Es como una sensación de pesantez en el estómago».

Una vez que la tengamos identificada es importante que tratemos de ser realistas, la crítica se vale una visión distorsionada de la realidad en la que nos azota con mensajes negativos, por tanto, es importante saber como interpretamos las situaciones. 

Nos puede ayudar ponerle un nombre a nuestra voz autocrítica un nombre de algo que no nos guste, por ejemplo: Araña. Y así, tratar de crear una discusión entre tu voz negativa (Araña) y nuestra voz más realista. 

Por ejemplo, tenemos una situación neutra, estoy en una fiesta y noto como me están mirando un grupo de personas. 

– Mi primer pensamiento es seguro que están pensando que bailo fatal, se están riendo de mí, no me tenía que haber puesto esta camiseta tan ajustada, soy una gorda. 

 

No os imagináis la cantidad de mensajes negativos que nos mandamos en poco tiempo, aquí esta hablando Araña y nos esta protegiendo del miedo al rechazo. Nuestra contestación a araña podría ser: 

        Es posible que no se estén burlando de mi, igual ni se han dado cuenta de como bailo, ¿y si lo han hecho? Que más da me lo estoy pasando bien. 

Esta técnica se llama reestructuración cognitiva y es de las técnicas que más usamos en PsiqAT para trabajar con nuestros pensamientos negativos. 

Si te sientes identificado, recuerda que desde PsiqAT podemos ayudarte. 

Identidad sexual: Claves para gestionarla

En la actualidad, aspectos como la identidad de género, identidad sexual, orientación sexual, sexo biológico, son términos que confundimos con facilidad, además de generar controversia en la actualidad. Con este artículo desde PsiqAT, queremos aportar nuestro granito de arena y profundizar en ellos, así como, proporcionar claves destinadas a la aceptación de nuestra propia identidad. Por ello ¡te animamos a continuar leyendo!

El término identidad sexual, hace referencia al sexo biológico con el que nacemos y la identidad de género, se refiere a la manera en que la persona se identifica como hombre, mujer o andrógina sin que esto se corresponda al sexo biológico con el que nace y cómo lo expresa, nos habla de expresión de género (por ejemplo, forma de hablar, gestos, etc). Cuando la identidad sexual y la identidad de género coinciden, hablamos de cisgéneros. Cuando, de lo contrario difieren, estamos hablando de transgéneros. Existen también otras identidades como: sin género, bigénero, persona no binaria, pangénero, intersexual, transexual, género fluído y queer, que explicaremos más adelante.  Otro término importante y que vemos necesario aclarar, es el de la orientación sexual, que es entendida como hacia dónde se dirige nuestro deseo sexual.

Dentro de este aspecto, existen diversas etiquetas:

Heterosexual: cuando el deseo va dirigido hacia las personas del sexo contrario

Homosexual: La persona se siente atraída por su mismo sexo.

Bisexual: Aquella persona que siente deseo hacia los dos sexos indistintamente.

Asexual: Hace referencia a que la persona no siente atracción sexual.

Todo ello forma parte de la percepción que tenemos sobre nosotros mismos, y esto a su vez, es una parte fundamental de nuestro autoconcepto.

Como podemos ver en estos aspectos, no sólo entran en juego como podemos observar, los factores genéticos, sino otros como los psicológicos, sociales, la forma de pensar, sentir y comportarse según la identidad con la que la persona se sienta identificada.

Este proceso de aceptación, se ve influenciado principalmente por dos factores principales:

Rechazo o discriminación en el entorno social, laboral, familiar, escolar, medios de comunicación, corrientes religiosas…

-Continúa siendo un tema tabú en la actualidad.

Todo esto genera a la persona problemas de autoestima, inseguridades, sentimiento de culpa, estrés y ansiedad.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Por ello, en el proceso de aceptación, debemos tener en cuenta lo siguientes aspectos:

  • El problema no está en uno mismo, si no en la sociedad. Es importante en este punto no responsabilizarnos de lo que sentimos.
  • La orientación sexual no se elige, si no que dependen de diferentes variables que se nos escapa de nuestro control.
  • Es importante deshacerse de los tabúes sobre el sexo.
  • Deshacerse de las ideas dañinas a la par que erróneas, como que: “la vida no la rige la reproducción”, es muy importante.
  • Pedir ayuda a un profesional especializado con un plan de trabajo individualizado.

Si tienes dudas y/o consultas al respecto, desde PsiqAT, a través desde la práctica del Acompañamiento Terapéutico ¡podemos oriente y acompañarte en tu proceso!

 

 

Habilidades laborales: ¿Sabes qué son?

El mundo laboral se ha convertido en un ámbito muy competitivo, en el que se contempla, no sólo nuestra formación académica y nuestra experiencia en el sector solicitado, si no, que, además requiere una serie de habilidades extra que pueden favorecer o entorpecer el proceso de selección y nuestra permanencia en el puesto, por ello, es importante reflexionar sobre este aspecto ¿Conoces a qué tipo de habilidades nos referimos? ¿y en qué consisten? Si quieres saber más sobre ellas, desde PsiqAT, te animamos a leer este artículo.

Cuando los profesionales de Recursos Humanos evalúan a los candidatos, no sólo se fijan en las calificaciones y en su experiencia laboral como hemos mencionado anteriormente, sino que, también se evalúan en el candidato una serie de habilidades personales, también llamadas soft skills, en las que se incluyen: las habilidades sociales, actitudes, atributos profesionales, ​habilidades de comunicación, rasgos de la personalidad, inteligencia social e inteligencia emocional, que le permiten a la persona desenvolverse en su ámbito.

Pero antes de profundizar en qué son habilidades laborales, en este caso, queremos clarificar los siguientes conceptos que generan confusión continuadamente para detallar a qué nos estamos refiriendo:

  • Competencia

Cuando hablamos de competencia, nos referimos (aproximadamente) a la capacidad de un empleado para implementar adecuadamente sus habilidades en un entorno laboral. Un empleado puede tener todas las habilidades del mundo, pero es posible que no pueda traducir esas habilidades en éxito laboral. Una competencia combina habilidades, comportamientos, conocimientos y habilidades que le permiten a un empleado realizar su trabajo de manera efectiva. La competencia describe exactamente cómo un empleado se desempeña y tiene éxito en su puesto.

  • Habilidad

Con este aspecto nos referimos a la capacidad de realizar una acción para crear un resultado deseado. Cada trabajador tiene un conjunto único de habilidades que utiliza a lo largo de su jornada laboral. Estas habilidades son clave para el éxito de los empleados. Un ejemplo de ello sería que, tras una formación de 5 horas de Excel, una persona puede volver habilidosa en este aspecto, pero, sin embargo, conseguir unas buenas habilidades comunicativas, no se puede enseñar en un curso de 5 horas.

Por tanto, cuando hablamos de habilidades laborales, nos referimos a aquellas que tienen que ver con el carácter de la persona en el contexto laboral, como profesional, y no tanto con su conocimiento técnico, por lo que son inherentes a la persona y diferencia a un trabajador de otro igualmente cualificado para el puesto.

Algunas de las más demandadas en el ámbito laboral son:

  • Capacidad de adaptación: Es la capacidad para buscar soluciones, ser resolutivos y polivalentes. Se valora también la flexibilidad para adaptarse al entorno.
  • Planificación: Priorizar y planificar correctamente tu tiempo y el de tu equipo, puede aumentar tus posibilidades de obtener un nuevo trabajo.
  • Trabajar en equipo: Trabajar con otros compañeros, es un aspecto muy importante. Se valora de manera positiva que la persona sea proactiva y favorezca un buen ambiente laboral
  • Habilidades comunicativas: Comunicarse adecuadamente y de manera efectiva en el contexto laboral, es una habilidad muy valorada, así como escuchar lo que nos dice nuestros clientes, nuestros compañeros y jefes. Esta habilidad, puede desarrollarse a lo largo de nuestra vida.
  • Iniciativa: Se refiere a la actitud por la cual la persona decide hacer algo con la esperanza de obtener algún tipo de resultado especificado de ella.
  • Gestión del estrés: El estrés laboral se ha convertido en una de las principales demandas en la consulta. Una buena gestión del estrés, nos permite identificar de manera precisa aquellas situaciones que lo generan y actuar de manera rápida y eficaz frente a ello.

Como puedes observar, son muchos aspectos los que influyen a la hora de desempeñar una función dentro del ámbito laboral. Este bombardeo de información, puede generar frustración, al no alcanzar los objetivos exigidos, así como incertidumbre de cómo mejorar o adquirir este tipo de habilidades. Recuerda que desde PsiqAT, a través de la práctica del acompañamiento terapéutico, podemos ayudarte a sacar todo tu potencial. ¡No dudes en contactar con nosotras!

Maltrato y abuso en la vejez. Tipos y factores de riesgo

Según la OMS 1 de cada 6 personas mayores ha sufrido algún tipo de maltrato ¿Si quieres conocer que tipos de maltratos son los más comunes, qué factores afectan y cómo prevenirlo? Continúa leyendo el siguiente artículo

El maltrato en la vejez es un problema social que atenta contra el bienestar de millones de personas. Sin embargo, esta muy poco visibilizado. 

 

Según la OMS el maltrato a los ancianos se define como “un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza”.  Hay diferentes formas de maltrato como es físico, psíquico, emocional o sexual, además de la negligencia. 

Un 15,7 % de más de 60 años sufre algún tipo de maltrato. Pero este porcentaje es probablemente mucho mayor puesto que únicamente se notifica 1 de cada 24 casos de maltrato en la vejez. 

 

Tipos de maltrato 

 

       Maltrato físico: se puede definir como el uso de la fuerza ejercida contra una persona mayor.

     Maltrato psicológico: consiste en provocar dolor emocional, malestar, pena o angustia con una serie de acciones tanto verbales como no verbales.

       Abuso sexual: cualquier abuso de naturaleza sexual a ancianos que no sea consentido.

       Negligencia y abandono: la negligencia se define como un descuido de las necesidades básicas de la persona tanto si es intencional como si no.

       Abuso económico: se caracteriza por la explotación, aprovechamiento o uso propio de bienes y enseres de la persona anciana.

Factores de riesgo del maltrato

 

Los factores de riesgo son aquellas circunstancias que aumentan el riesgo, en este caso, de maltrato en las personas mayores. Existen multitud de factores, aquí únicamente señalaremos aquellos que son más frecuentes. 

 

       El género: existe mayor porcentaje de mujeres ancianas maltratadas que de hombres.

       Edad: se produce mayor riesgo de sufrir maltrato pasados los 75 años. 

  Deterioro cognitivo: aquellas personas que comienzan a sufrir déficits de naturaleza cognitiva como demencia o alzhéimer. 

    Dependencia económica: cuando el agresor depende económicamente de la persona mayor o cuando es la persona mayor la que depende económicamente del agresor.

       Falta de apoyo social: cuando la persona mayor se encuentra en soledad. 

   Es muy importante que las instituciones gubernamentales lleven a cabo campañas de sensibilización contra el maltrato y como prevenirlo. 

 

Habilidades sociales: ¿Qué son?

El correcto desarrollo de las habilidades sociales tiene una gran importancia en la interacción social de las personas y en la consecución de objetivos. Por ello, desde PsiqAT queremos contarte más acerca de esto.

Las habilidades sociales son entendidas como el conjunto de estrategias y capacidades de comportamiento y comprensión, para aplicarlas en la interacción con los otros, ayudándonos a resolver las diferentes situaciones sociales que se nos presentan de manera efectiva (aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está).

A través de ellas, podemos expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra, mientras respeta las conductas, actitudes, deseos u opiniones de los otros.

El desarrollo de las habilidades sociales es muy importante para poder mantener un bienestar a lo largo de nuestra vida.
Las habilidades que se desarrollan para comunicarnos y establecer vínculos con otros son fundamentales en todos los ámbitos de nuestra vida (trabajo, familia, amigos, etc).
Saber cómo expresarnos, de qué forma, atender a las necesidades de los otros, expresar las nuestras, saber escuchar o saber poner límites y entender los del otro es fundamental para garantizar el éxito a lo largo de nuestra vida. Por tanto, un buen desarrollo de las habilidades sociales permite mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, así como, obtener más fácilmente lo que queremos.

Las habilidades sociales están estrechamente relacionadas con el nivel de inteligencia emocional y, el correcto desarrollo y aplicación de la inteligencia emocional, está relacionado con el éxito en cualquier tarea o papel que desempeñamos. Bien, pongamos un ejemplo de lo que comentamos:

Imaginemos un director general de una empresa que quiere cerrar un acuerdo con otra empresa con la que obtendrá grandes beneficios. Dicho empresario tiene múltiples estudios y títulos, siendo un hombre muy inteligente en su campo de acción. Sin embargo, al llegar a la empresa con la que quiere negociar, no es educado, no da la mano, ni las gracias, no se presenta de un modo adecuado, no es capaz de escuchar y comprender las necesidades de la otra parte, ni tampoco sabe expresar sus ideas de un modo asertivo. ¿Ustedes creen que este director conseguirá cerrar el negocio con la otra empresa? Seguramente, la respuesta es no. En esto, estamos de acuerdo. Esto demuestra, que muchas más veces juega un papel fundamental y es más importante las habilidades sociales y la inteligencia emocional que se aplica, que la inteligencia desarrollada en cualquier área técnica concreta.

Existen dos tipos de habilidades sociales, las habilidades sociales blandas o básicas y las habilidades sociales complejas.
Habilidades sociales blandas:
-Escuchar.
-Iniciar una conversación.
-Formular una pregunta.
-Dar las gracias.
-Presentarse.
-Presentar a otras personas
-Realizar un cumplido.


Habilidades sociales complejas:
-Empatía
-Inteligencia emocional
-Asertividad
-Capacidad de escucha
-Capacidad de comunicar sentimientos y emociones
-Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones
-Capacidad de negociación
-Modulación de la expresión emocional (cómo nos comunicamos)
-Capacidad de disculparse
-Reconocimiento y defensa de los propios derechos y los de los demás

Esperamos que toda esta información te ayude a seguir trabajando en el desarrollo y potencialidad de las habilidades sociales. No obstante, si no sabes cómo trabajarlas, no dudes en ponerte en manos de un profesional. Desde PsiqAT y la práctica del Acompañamiento Terapéutico ¡podemos ayudarte!

¿Qué es la ansiedad o fobia social?

El Trastorno de Ansiedad Social (TAS) o fobia social se produce al experimentar un temor intenso y persistente ante situaciones de interacción social, lo cual, puede interferir en el normal funcionamiento de nuestra vida diaria. Por ello, desde PsiqAT, queremos contarte un poco más acerca de ello.

El TAS o fobia social, es mucho más común de lo que podríamos imaginar. Los datos que actualmente están recogidos acerca de este tipo de ansiedad, indican que, aproximadamente el 13% de las personas presentan fobia social en algún momento de su vida. El trastorno afecta con una prevalencia anual cercana al 9% de las mujeres y al 7% de los varones. Este tipo de trastorno puede ser tratado y resuelto sin mayores complicaciones, aunque es importante remarcar que, si no se trabaja y se recurre a la evitación y aislamiento, podríamos hablar de que lo más probable es que se genere un deterioro en la calidad de vida de la persona y las diferentes áreas de su vida. También es importante remarcar que, con la pandemia derivada del Covid-19, las cifras de gente con este tipo de ansiedad se ha visto incrementada.

El Trastorno de ansiedad social se produce cuando se experimenta un miedo profundo a enfrentar interacciones sociales en los diferentes ámbitos o áreas de la vida de la persona (amigos, ocio, familia, trabajo, escuela, otras actividades cotidianas…). En las circunstancias descritas, se teme ser observado y juzgado por otros.

Existen una serie de síntomas que caracterizan la fobia social o TAS. Estos síntomas se presentan ante el pensamiento de enfrentar una situación de interacción social, momentos previos a enfrentarse a la misma o durante el encuentro. Los síntomas son los siguientes:

-Enrojecimiento.
-Sudores.
-Temblores.
-Náuseas o malestar estomacal.
-Taquicardia.
-Mantener una postura corporal rígida.
-Escaso contacto visual o hablar con voz baja.
-Sentir angustia, ansiedad o dificultad por estar con otras personas, especialmente si aún no las conocen.
-Baja autoestima.
-Sensación de inseguridad.
-Tener mucho miedo de que otras personas las juzguen.
-Evitar los lugares donde hay otras personas.

Es importante tener en cuenta que, por presentar algunos síntomas, no se tiene porque tener un trastorno, simplemente puede ser el inicio de alguna complicación, que es importante prestar atención y trabajar para prevenir que se perpetúe a lo largo del tiempo, pudiendo generar consecuencias en la vida de la persona. No dudes, si no encuentras las herramientas adecuadas en acudir a un profesional o ponerte en contacto con el equipo de PsiqAT, estaremos encantadas de ayudarte y acompañarte en tu proceso.

¿Cómo superarlo? A continuación, te dejamos algunos tips para tratar de trabajar la ansiedad social:


1. Acude a un profesional para que pueda acompañarte en tu proceso y se adecúe a tus necesidades.
2. Intenta poner en marcha técnicas de relajación de forma previa al momento de interacción social.
3. En la medida de lo posible, trata de no evitar esas situaciones. A largo plazo, es contraproducente y empeora la situación.
4. Conócete e identifica cuándo evitas y cuándo realmente no te apetece exponerte a una situación social.
5. Apóyate en tu red social de apoyo.

Si tienes cualquier duda o necesitas apoyo, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.


¿Has oído hablar sobre la «Ley de Hielo»?

La Ley de hielo es una forma de abuso emocional que puede generar consecuencias negativas para la persona que recibe este comportamiento. Por ello, es importante conocer qué es y cuáles son las formas en las que se manifiesta.

La ley de hielo surge de un conflicto en una relación (pareja, amistad, familia…) donde una persona se enfada con la otra, y, en lugar de expresarlo y dar sus motivos para tratar de remediar la situación, asume la actitud contraria: deja de hablar y actúa con indiferencia y frialdad. Es, por tanto, un conjunto de comportamientos deliberados y conscientes que persiguen ignorar al otro, como una forma de “castigar” por lo que (se supone) ha hecho mal y esperar que pida disculpas o enmiende su error.

En muchas ocasiones algunos piensan que, al imponer este régimen educativo, el otro va a cambiar algún comportamiento. En otras ocasiones, el objetivo principal es hacer daño a la otra persona aprovechando ese vínculo emocional que los une, lo que genera en la víctima un estado de confusión y angustia, al no saber qué está haciendo mal y por qué se le está tratando de esta manera, sentimiento de culpa, así como caer también en un proceso de destrucción de su propia autoestima.

Esta forma de proceder, responde al empleo de tácticas defensivas fruto de la inseguridad, así como una mala gestión de la comunicación. Es considerada, por tanto, una violencia invisible que parte de un juego pasivo-agresivo. Estas personas, además, suelen ser descritos como manipuladores/as, fríos/as, calculadores/as, entre otros.

Este tipo de violencia, es difícil de detectar, ya que se ha normalizado la comunicación entre las parejas afectivas, por ello, te ofrecemos una serie de pautas para identificarlo:

-La persona niega que haya ningún problema, que se sienta mal, que algo le haya molestado, etc.

-Finge que no escucha a la otra persona.

-Cuando acepta haber escuchado, no responde o lo hace con monosílabos.

-No coge las llamadas ni responde a los mensajes, o lo hace cuando ha pasado mucho tiempo.

-Pasa por alto lo que la otra persona le cuente, le pide o necesita, o muestra desinterés por ello.

-Advierte el desconcierto y el sufrimiento del otro debido a su modo de ignorarlo y pese a ello, se mantiene en su actitud.

-Elude las actividades sociales con la otra persona e incluso, deshace planes acordados con anterioridad.

-Evita el contacto visual y físico, como si la otra persona fuese invisible o no existiera. 

Algunos de los efectos que produce a la víctima son:

-Sentimientos de tristeza y/o depresión.

-Estrés emocional y traumas.

-Sentimientos de miedo, ira y culpa.

-Estrés psicológico.

Cómo actuar para protegernos de la “ley de hielo”

Es importante tomar consciencia de la situación y la gravedad de la misma, así como intentar hablarlo con las personas implicadas. Favorecer la comunicación, en la medida de lo posible, es importante para llegar a un acuerdo sobre cómo proceder ante los conflictos que no sea desde el silencio.

Por otro lado, es importante hacer un trabajo de autoconocimiento y reflexión con el fin de autoprotegernos ante estas conductas y que nos repercuta lo menos posible nivel emocional.

Asimismo, te recomendamos siempre consultar con un psicólogo/a para evaluar cada caso personal. Desde PsiqAT, podemos ayudarte ¡contacta con nosotras!

 

 

Estilos educativos: cómo influyen en nuestros más pequeños

Conocer el estilo educativo que utilizamos con nuestros hijos es importante para saber de qué forma puede influir en su posterior desarrollo. Desde PsiqAT queremos contártelo.

El estilo educativo es el conjunto de creencias, ideas, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen para educar a sus hijos. La mayor parte de los padres y madres persiguen siempre lo mejor para sus hijos, pensando que actúan de la forma correcta con ellos. Sin embargo, aún hay mucho desconocimiento acerca de los diferentes estilos educativos y como estos influyen en el desarrollo de los niños. La combinación del tono de la relación que se establece con nuestros pequeños, el nivel de comunicación y las conductas para encauzar el comportamiento dan lugar a los cuatro estilos educativos, en los cuales profundizaremos a lo largo de este artículo.

Los estilos educativos han sido investigados por la psicóloga del desarrollo Diana Baumrind, que determinó cuatro dimensiones que consideraba de importancia:  calidez y nutrición, estrategias disciplinarias, estilo de comunicación y expectativas de madurez y control. Al mismo tiempo, identificó tres estilos de crianza: autoritario, democrático y permisivo. Esto determinaba que, los hijos desconfiados tenían padres controladores y que mostraban poco afecto; los hijos que eran más dependientes tenían padres afectuosos, pero que no establecían límites; y los independientes y seguros resultaban de padres exigentes pero comunicativos. En 1983, Maccoby y Martin continuaron el trabajo registrado y se desarrolla el cuarto estilo educativo: El negligente. 

A continuación, vamos a profundizar en qué consisten los cuatro estilos educativos:

1. Estilo autoritario

El estilo autoritario se sustenta en la disciplina severa, donde los padres establecen las reglas y esperan que los niños las sigan al pie de la letra, sin ningún tipo de flexibilidad. También se conoce como estilo de crianza “militar”, donde la figura de referencia emplea reglas muy estrictas en la familia, fomentando la obediencia.

Las características de los padres con este estilo educativo son controladores, rígidos, prestan poco apoyo a sus hijos y son propensos al castigo, las amenazas e incluso pueden ejercer la violencia. Si el hijo infringe las normas familiares, será castigado severamente sin escuchar su explicación.

Aunque los niños autoritarios siguen las reglas la mayoría del tiempo, suelen desarrollarse problemas de autoestima, debido a que los padres no han tenido en cuenta las necesidades y/o sentimientos y emociones de sus hijos. También pueden convertirse en niños hostiles o agresivos, con dificultades para la toma de decisiones y resolución de problemas.

2. Estilo permisivo

El estilo permisivo puede, a la larga, puede traer consigo consecuencias emocionales serias. Los padres permisivos procuran proteger a sus hijos de cualquier tipo de daño, sin llegar a establecer ningún estándar para el comportamiento de sus hijos, siendo demasiado tolerantes. Son padres que se caracterizan por ser poco firmes y tener poco control sobre la situación. Los niños que crecen en entornos con este estilo educativo tienden a tener un bajo rendimiento académico, pudiendo presentar más problemas de comportamiento, debido a que, es probable que reten a la autoridad y las reglas. Es frecuente que los hijos que han sido criados en este estilo educativo tengan una baja autoestima y puedan experimentar tristeza, convirtiéndose en personas caprichosas y consentidas.

3. Estilo democrático

Este estilo educativo es uno de los más saludables para la educación de los hijos. Los padres democráticos suelen ser firmes, pero prestan apoyo y cariño a sus hijos. Establecen límites, pero también consideran el punto de vista del pequeño. Siendo, por tanto, flexibles, creando espacios de comunicación, donde también se tiene en cuenta la opinión y las necesidades del niño/a.

Los padres democráticos optan por explicar las consecuencias que tiene la conducta negativa de sus pequeños en vez de aplicar castigos. Del mismo modo, utilizan el refuerzo positivo para los buenos comportamientos, estando más dispuestos que los padres autoritarios a usar sistemas de recompensa y elogios.

Los estudios muestran que los hijos criados con este estilo educativo tienden a ser más felices y exitosos. A menudo son buenos para tomar decisiones y gozan de una mayor autoestima, siendo adultos más responsables y sintiéndose cómodos expresando sus opiniones.

4. Estilo negligente o indiferente

Este estilo se caracteriza porque los padres no están implicados en crianza de sus hijos y, por tanto, no proporcionan el apoyo necesario a sus niños ni les sirven de guía. No muestran cariño ni disciplina, no prestando atención a las necesidades sus pequeños.

Este es un estilo muy dañino para los jóvenes, y el comportamiento de los padres tiene un impacto negativo a nivel global en el desarrollo de sus hijos en el presente y en el futuro.

Los padres indiferentes ponen en riesgo la salud emocional de sus pequeños, así como, su autoestima, causando serios problemas psicológicos en diferentes ámbitos de su vida futura, por ejemplo, las relaciones interpersonales o el trabajo.

Por tanto, como hemos podido ver a lo largo de la lectura de este artículo, el papel de los padres es fundamental para el desarrollo de los hijos. Aunque la gran mayoría de progenitores desean lo mejor para sus pequeños, desafortunadamente, algunos cometen errores que pueden condicionar el crecimiento y la salud emocional de los más pequeños y su posterior vida adulta.

Lo más importante es, por una parte, recordar mantener el equilibrio entre protegerlos, y, por otra parte, darles la libertad para explorar el mundo y aprender de sus errores.

No obstante, si tienes dudas o necesitas ayuda en referencia al estilo educativo que puedas estar empleando y las consecuencias posteriores que pueda tener en tus pequeños, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de PsiqAT, ¡estaremos encantadas de ayudarte!