¿Eres una persona resiliente?

La resiliencia es una fortaleza y cualidad que aporta grandes beneficios y bienestar a tu vida. ¿Los conoces?, ¿te consideras una persona resiliente? Descúbrelo aquí. Desde PsiqAT, ¡queremos contártelo!

El término resiliencia proviene del latín, del verbo resilio, que significa “saltar hacia atrás”, y originalmente, era usado en el ámbito de la física para referirse a aquellos materiales que pueden resistir un impacto y volver a su forma original. En el ámbito de la psicología la resiliencia es la capacidad de adaptarse y ver los conflictos como retos y oportunidades para continuar evolucionando y creciendo, es algo que nos puede beneficiar mucho a lo largo de nuestra vida. El término resiliencia engloba la capacidad que caracteriza a las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro.
Se trata de convertir los problemas en retos y oportunidades para crecer. Estas personas se aprovechan de las dificultades que viven para obtener un beneficio que le permita obtener recursos y herramientas útiles para el futuro. Al final, se trata del cómo enfocamos las cosas y con qué gafas vemos la vida. Y tú, ¿con qué gafas ves la vida y la interpretas?

A continuación, vamos a ver cuáles son las principales características de las personas resilientes:
-Tener una actitud positiva
-Ser realista
-Tener sentido del humor

– Plantearse retos

-Tener autonomía

-Tener autoconocimiento

-Son personas con empatía

-Tolerar la incertidumbre.

-Tener conciencia del presente.

-Valorar a las personas que tenemos en nuestra vida (familia, amigos, pareja…).

-Son personas con confianza en sí mismas.

– Capacidad de proyectarse hacia adelante y de anticiparse a los hechos.

Flexibilidad: adaptación a las diferentes situaciones.

Constancia y perseverancia: orientación al logro.

Pensamiento constructivo: las amenazas no se pueden evitar, pero sí se puede elegir la manera de reaccionar ante ellas.

Red de apoyo emocional sólida: tener buenas relaciones con los demás fortalece la resiliencia.

Introspección: cada crisis es una oportunidad de crecer.

Optimismo: no significa no ser realista, sino enfocarse en lo bueno y recordar los triunfos personales en los momentos difíciles como manera de salir adelante.

Ser resiliente, no implica no sufrir o no sentir emociones “desagradables” como la tristeza o la ira, sino saber encajar los golpes de la vida, convirtiéndolos en oportunidades para aprender, crecer y evolucionar.

La resiliencia es una forma de crecimiento

Hay determinados factores, que ayudan o contribuyen al desarrollo de la resiliencia, fortaleza que nunca hay que dejar de fortalecer y trabajar:

-Tener una buena red de apoyo (amigos, familia, pareja…) es un factor importante. Esto te hace una persona más resiliente en comparación a si estas solo.

-Abrirse a la expresión de las emociones sin tenerles miedo.

-Afrontar los problemas y al mismo tiempo buscar soluciones. Huir o evitar los problemas te aleja de la resiliencia.

-Ser capaz de ser humilde y saber cuándo reponer fuerzas, cuando debes descansar.

-Ser capaz de confiar: en uno mismo primero, y en los demás.

Desarrollar y trabajar la resiliencia puede llegar a aportar muchos beneficios en nuestra vida diaria, acercándonos, según muchos estudios recientes, al bienestar y equilibrio psicológico. Algunos de los beneficios se detallan a continuación:

-Tienen una mejor percepción de su propia imagen.

-Tienden a ser menos críticos consigo mismo.

-Son más optimistas, mostrando una actitud más positiva, alejada de la queja constante.

-Saben cómo hacer frente a los retos.

-Tienen una mejor salud física.

-Son más exitosos tanto dentro como fuera del trabajo.

-Consiguen una mayor satisfacción en sus relaciones.

-Tienden a caer menos en depresión o en problemas de salud mental.

Esperamos que, tras la lectura, conozcas un poco más acerca de este término y de los múltiples beneficios que aporta en nuestra vida su desarrollo. Desde PsiqAT siempre estaremos encantadas de ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotras.

Habilidades sociales: ¿Qué son?

El correcto desarrollo de las habilidades sociales tiene una gran importancia en la interacción social de las personas y en la consecución de objetivos. Por ello, desde PsiqAT queremos contarte más acerca de esto.

Las habilidades sociales son entendidas como el conjunto de estrategias y capacidades de comportamiento y comprensión, para aplicarlas en la interacción con los otros, ayudándonos a resolver las diferentes situaciones sociales que se nos presentan de manera efectiva (aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está).

A través de ellas, podemos expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra, mientras respeta las conductas, actitudes, deseos u opiniones de los otros.

El desarrollo de las habilidades sociales es muy importante para poder mantener un bienestar a lo largo de nuestra vida.
Las habilidades que se desarrollan para comunicarnos y establecer vínculos con otros son fundamentales en todos los ámbitos de nuestra vida (trabajo, familia, amigos, etc).
Saber cómo expresarnos, de qué forma, atender a las necesidades de los otros, expresar las nuestras, saber escuchar o saber poner límites y entender los del otro es fundamental para garantizar el éxito a lo largo de nuestra vida. Por tanto, un buen desarrollo de las habilidades sociales permite mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, así como, obtener más fácilmente lo que queremos.

Las habilidades sociales están estrechamente relacionadas con el nivel de inteligencia emocional y, el correcto desarrollo y aplicación de la inteligencia emocional, está relacionado con el éxito en cualquier tarea o papel que desempeñamos. Bien, pongamos un ejemplo de lo que comentamos:

Imaginemos un director general de una empresa que quiere cerrar un acuerdo con otra empresa con la que obtendrá grandes beneficios. Dicho empresario tiene múltiples estudios y títulos, siendo un hombre muy inteligente en su campo de acción. Sin embargo, al llegar a la empresa con la que quiere negociar, no es educado, no da la mano, ni las gracias, no se presenta de un modo adecuado, no es capaz de escuchar y comprender las necesidades de la otra parte, ni tampoco sabe expresar sus ideas de un modo asertivo. ¿Ustedes creen que este director conseguirá cerrar el negocio con la otra empresa? Seguramente, la respuesta es no. En esto, estamos de acuerdo. Esto demuestra, que muchas más veces juega un papel fundamental y es más importante las habilidades sociales y la inteligencia emocional que se aplica, que la inteligencia desarrollada en cualquier área técnica concreta.

Existen dos tipos de habilidades sociales, las habilidades sociales blandas o básicas y las habilidades sociales complejas.
Habilidades sociales blandas:
-Escuchar.
-Iniciar una conversación.
-Formular una pregunta.
-Dar las gracias.
-Presentarse.
-Presentar a otras personas
-Realizar un cumplido.


Habilidades sociales complejas:
-Empatía
-Inteligencia emocional
-Asertividad
-Capacidad de escucha
-Capacidad de comunicar sentimientos y emociones
-Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones
-Capacidad de negociación
-Modulación de la expresión emocional (cómo nos comunicamos)
-Capacidad de disculparse
-Reconocimiento y defensa de los propios derechos y los de los demás

Esperamos que toda esta información te ayude a seguir trabajando en el desarrollo y potencialidad de las habilidades sociales. No obstante, si no sabes cómo trabajarlas, no dudes en ponerte en manos de un profesional. Desde PsiqAT y la práctica del Acompañamiento Terapéutico ¡podemos ayudarte!

¿Qué es la ansiedad o fobia social?

El Trastorno de Ansiedad Social (TAS) o fobia social se produce al experimentar un temor intenso y persistente ante situaciones de interacción social, lo cual, puede interferir en el normal funcionamiento de nuestra vida diaria. Por ello, desde PsiqAT, queremos contarte un poco más acerca de ello.

El TAS o fobia social, es mucho más común de lo que podríamos imaginar. Los datos que actualmente están recogidos acerca de este tipo de ansiedad, indican que, aproximadamente el 13% de las personas presentan fobia social en algún momento de su vida. El trastorno afecta con una prevalencia anual cercana al 9% de las mujeres y al 7% de los varones. Este tipo de trastorno puede ser tratado y resuelto sin mayores complicaciones, aunque es importante remarcar que, si no se trabaja y se recurre a la evitación y aislamiento, podríamos hablar de que lo más probable es que se genere un deterioro en la calidad de vida de la persona y las diferentes áreas de su vida. También es importante remarcar que, con la pandemia derivada del Covid-19, las cifras de gente con este tipo de ansiedad se ha visto incrementada.

El Trastorno de ansiedad social se produce cuando se experimenta un miedo profundo a enfrentar interacciones sociales en los diferentes ámbitos o áreas de la vida de la persona (amigos, ocio, familia, trabajo, escuela, otras actividades cotidianas…). En las circunstancias descritas, se teme ser observado y juzgado por otros.

Existen una serie de síntomas que caracterizan la fobia social o TAS. Estos síntomas se presentan ante el pensamiento de enfrentar una situación de interacción social, momentos previos a enfrentarse a la misma o durante el encuentro. Los síntomas son los siguientes:

-Enrojecimiento.
-Sudores.
-Temblores.
-Náuseas o malestar estomacal.
-Taquicardia.
-Mantener una postura corporal rígida.
-Escaso contacto visual o hablar con voz baja.
-Sentir angustia, ansiedad o dificultad por estar con otras personas, especialmente si aún no las conocen.
-Baja autoestima.
-Sensación de inseguridad.
-Tener mucho miedo de que otras personas las juzguen.
-Evitar los lugares donde hay otras personas.

Es importante tener en cuenta que, por presentar algunos síntomas, no se tiene porque tener un trastorno, simplemente puede ser el inicio de alguna complicación, que es importante prestar atención y trabajar para prevenir que se perpetúe a lo largo del tiempo, pudiendo generar consecuencias en la vida de la persona. No dudes, si no encuentras las herramientas adecuadas en acudir a un profesional o ponerte en contacto con el equipo de PsiqAT, estaremos encantadas de ayudarte y acompañarte en tu proceso.

¿Cómo superarlo? A continuación, te dejamos algunos tips para tratar de trabajar la ansiedad social:


1. Acude a un profesional para que pueda acompañarte en tu proceso y se adecúe a tus necesidades.
2. Intenta poner en marcha técnicas de relajación de forma previa al momento de interacción social.
3. En la medida de lo posible, trata de no evitar esas situaciones. A largo plazo, es contraproducente y empeora la situación.
4. Conócete e identifica cuándo evitas y cuándo realmente no te apetece exponerte a una situación social.
5. Apóyate en tu red social de apoyo.

Si tienes cualquier duda o necesitas apoyo, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.


Importancia de la comunicación en las relaciones interpersonales

Las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental en el desarrollo de la persona. A través de las relaciones interpersonales y la comunicación, el individuo obtiene importantes refuerzos sociales del entorno más inmediato. Pero, no siempre se llega a este punto de entendimiento mutuo, lo que puede dar lugar a conflictos.

Cuando nos relacionamos con nuestro entorno, no siempre encontramos las palabras precisas ni la forma de hacernos entender, incluso transformar en palabras lo que pensamos o sentimos.

A menudo, nos resulta todo un desafío. En ocasiones, sucede que tendemos a pensar que es nuestro interlocutor el que tiene una barrera para que no le llegue nuestro mensaje.

Debido a la complejidad de los procesos de comunicación, en ocasiones, nos olvidamos de comunicarnos de manera clara y sencilla, sin pensar en el impacto que puedan generar nuestras palabras y gestos.

Cuando una persona intenta transmitir un concepto, sentimiento o una idea, probablemente el interlocutor no reciba lo mismo. Esto puede deberse a que la concepción de las personas puede ser distinta, pese a creer estar hablando de lo mismo. Lo que da lugar a la gran mayoría de los malentendidos.

Para Rogers, C. existe unas barreras en la comunicación que interfieren de manera negativa en este proceso:

Barreras físicas: Se refiere a las inferencias de la comunicación que se presentan en el ambiente donde se está dando lugar a la comunicación. Una barrera física muy común, es la distracción por un tipo de ruido que obstruye significativamente la voz del
mensaje, otros pueden ser:  la distancia, paredes, objetos que dificulten el contacto visual.

Barreras semánticas: Estas surgen de las limitaciones en los símbolos con los que nos comunicamos generalmente los símbolos tienen como variedad escoger entre muchos, en ocasiones elegimos el significado equivocado y se produce la mala comunicación.

Barreras personales: Son las inferencias de la comunicación que surgen de las emociones humanas, los valores y los malos hábitos de escucha. Se presentan comúnmente en las situaciones de trabajo.

Por ello, para tener una comunicación efectiva, es importante:

·         Saber escuchar: La escucha activa es importante para favorecer una buena comunicación. Así que… ¡ponla en práctica!

·        Evitar hacer juicio de valor: La mayoría de las ocasiones tendemos a construir nuestra propia opinión, sobre el interlocutor en base a nuestras creencias, valores o formas de vida. Esto da lugar a la creación de prejuicios que pueden distorsionar el mensaje.

·         Practicar la asertividad, es importante practicar esta habilidad, ya que aumenta la posibilidad de conseguir lo que desea.

·         Fomentar la empatía: La capacidad de ponerse en el lugar del otro, es otra de las claves para que la comunicación interpersonal sea exitosa

·         Prestar atención a la comunicación no verbal. Entender las señales no verbales, es una de las herramientas más importantes para comprender y entender las emociones y sensaciones de tu interlocutor.

 

Si consideras que tienes dificultades para tener una comunicación adecuada, no dudes en contactar con PsiqAT, estaremos encantadas de ayudarte.

Y tú…¿Qué estilo de comunicación utilizas?

La comunicación, es un elemento fundamental entre los seres humanos y se compone por la combinación de elementos verbales, no verbales y paraverbales. Es, por tanto, el eje central a través del cual, se consigue transmitir y recibir información.  Existen diferentes estilos de comunicación, por lo que, si quieres identificar qué estilo de comunicación utilizas con tus relaciones interpersonales y cuáles emplean los demás contigo, desde PsiqAT, te animamos a continuar leyendo.

La Asertividad se define como “la habilidad de expresar nuestros de deseos de manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos, sin atentar contra los demás”. Esta habilidad, por tanto, se encuentra en un punto intermedio entre la pasividad y la agresividad.

Estilo agresivo

En este estilo de respuesta, la persona antepone y defiende sus derechos de una manera ofensiva, manipulativa, deshonesta y/o inapropiada, sin tener en cuenta los sentimientos, emociones, opiniones y deseos de los demás. La frase que podría definirlo de una manera adecuada sería: “Mis opiniones, sentimientos y pensamientos, cuentan más que los tuyos”. La persona que lo emplea, a menudo puede sentirse insatisfecha, frustrada, sin sensación de control y enfadada en el intercambio con los otros, ya que este estilo de comunicación interfiere negativamente en las relaciones de pareja, amistad, familiares, relaciones laborales, entre otros.

Estilo inhibido o pasivo

En este estilo de comunicación, la persona inhibe sus propios pensamientos, sentimientos, emociones, deseos y opiniones y antepone los de los demás. Además, es una persona que intenta por todos los medios que no se produzca el conflicto, ya que evita pasar un mal momento. Y en caso de darse este, se muestra de una manera autoderrotista, con disculpas y sin convicción. El mensaje que se comunica es: “Tus opiniones, sentimientos o pensamientos son más importantes que los míos”.

Estilo pasivo-agresivo

La agresividad puede adoptar papeles más sutiles, cuyo fin es provocar un daño menos evidente, aunque igualmente dañino para la persona. En este espectro se encontrarían los comunicadores pasivos-agresivos, ya que se caracterizan por no ser directos, más bien buscan maneras indirectas de decir lo que les molesta. Ante un conflicto, evitan resolver los problemas directamente.

Estilo asertivo

La conducta asertiva implica la expresión directa de nuestros sentimientos, opiniones, emociones y deseos, respetando los derechos de los demás. Este estilo de comunicación, es el más adecuado en las relaciones interpersonales.

Características de los distintos estilos de comunicación:

Estilo de comunicación agresivo -Amenazas verbales y no verbales (postura tensa, puños apretados…)
-Humillación, manipulación, degradación
-Acusaciones directas y reproches
-Tono de voz elevado
-Son personas que imponen su criterio  
Estilo de comunicación pasivo   -No establecen límites
-No expresan verbalmente lo que piensan
-Conductas no verbales: bajar la mirada, voz temblorosa, movimientos corporales, nerviosos o inapropiados
-Sentimientos de culpa, de responsabilidad, depresión y baja autoestima  
Estilo de comunicación pasivo-agresivo -Tienen un trato frío: parecen amigables, pero sólo lo son con algunas personas
-Emplean miradas y gestos faciales de desagrado, que no se corresponden con sus mensajes verbales (ambigüedad)
-No afrontan directamente el problema, aunque sí con gente de su entorno  
Estilo de comunicación asertivo -Defienden sus derechos y necesidades respetando los de los demás (Empatía)
-Saben escuchar a los demás (habilidades de escucha activa)
-Postura corporal natural
-Muestran inteligencia emocional  

Si te identificas con el estilo de comunicación pasivo, agresivo o pasivo-agresivo y quieres cambiarlo, desde PsiqAT, a través de la práctica del Acompañamiento Terapéutico, podemos ayudarte. ¡No dudes en contactar con nosotras!