La Ley de hielo es una forma de abuso emocional que puede generar consecuencias negativas para la persona que recibe este comportamiento. Por ello, es importante conocer qué es y cuáles son las formas en las que se manifiesta.
La ley de hielo surge de un conflicto en una relación (pareja, amistad, familia…) donde una persona se enfada con la otra, y, en lugar de expresarlo y dar sus motivos para tratar de remediar la situación, asume la actitud contraria: deja de hablar y actúa con indiferencia y frialdad. Es, por tanto, un conjunto de comportamientos deliberados y conscientes que persiguen ignorar al otro, como una forma de “castigar” por lo que (se supone) ha hecho mal y esperar que pida disculpas o enmiende su error.
En muchas ocasiones algunos piensan que, al imponer este régimen educativo, el otro va a cambiar algún comportamiento. En otras ocasiones, el objetivo principal es hacer daño a la otra persona aprovechando ese vínculo emocional que los une, lo que genera en la víctima un estado de confusión y angustia, al no saber qué está haciendo mal y por qué se le está tratando de esta manera, sentimiento de culpa, así como caer también en un proceso de destrucción de su propia autoestima.
Esta forma de proceder, responde al empleo de tácticas defensivas fruto de la inseguridad, así como una mala gestión de la comunicación. Es considerada, por tanto, una violencia invisible que parte de un juego pasivo-agresivo. Estas personas, además, suelen ser descritos como manipuladores/as, fríos/as, calculadores/as, entre otros.
Este tipo de violencia, es difícil de detectar, ya que se ha normalizado la comunicación entre las parejas afectivas, por ello, te ofrecemos una serie de pautas para identificarlo:
-La persona niega que haya ningún problema, que se sienta mal, que algo le haya molestado, etc.
-Finge que no escucha a la otra persona.
-Cuando acepta haber escuchado, no responde o lo hace con monosílabos.
-No coge las llamadas ni responde a los mensajes, o lo hace cuando ha pasado mucho tiempo.
-Pasa por alto lo que la otra persona le cuente, le pide o necesita, o muestra desinterés por ello.
-Advierte el desconcierto y el sufrimiento del otro debido a su modo de ignorarlo y pese a ello, se mantiene en su actitud.
-Elude las actividades sociales con la otra persona e incluso, deshace planes acordados con anterioridad.
-Evita el contacto visual y físico, como si la otra persona fuese invisible o no existiera.
Algunos de los efectos que produce a la víctima son:
-Sentimientos de tristeza y/o depresión.
-Estrés emocional y traumas.
-Sentimientos de miedo, ira y culpa.
-Estrés psicológico.
Cómo actuar para protegernos de la “ley de hielo”
Es importante tomar consciencia de la situación y la gravedad de la misma, así como intentar hablarlo con las personas implicadas. Favorecer la comunicación, en la medida de lo posible, es importante para llegar a un acuerdo sobre cómo proceder ante los conflictos que no sea desde el silencio.
Por otro lado, es importante hacer un trabajo de autoconocimiento y reflexión con el fin de autoprotegernos ante estas conductas y que nos repercuta lo menos posible nivel emocional.
Asimismo, te recomendamos siempre consultar con un psicólogo/a para evaluar cada caso personal. Desde PsiqAT, podemos ayudarte ¡contacta con nosotras!