Conocer el estilo educativo que utilizamos con nuestros hijos es importante para saber de qué forma puede influir en su posterior desarrollo. Desde PsiqAT queremos contártelo.
El estilo educativo es el conjunto de creencias, ideas, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen para educar a sus hijos. La mayor parte de los padres y madres persiguen siempre lo mejor para sus hijos, pensando que actúan de la forma correcta con ellos. Sin embargo, aún hay mucho desconocimiento acerca de los diferentes estilos educativos y como estos influyen en el desarrollo de los niños. La combinación del tono de la relación que se establece con nuestros pequeños, el nivel de comunicación y las conductas para encauzar el comportamiento dan lugar a los cuatro estilos educativos, en los cuales profundizaremos a lo largo de este artículo.
Los estilos educativos han sido investigados por la psicóloga del desarrollo Diana Baumrind, que determinó cuatro dimensiones que consideraba de importancia: calidez y nutrición, estrategias disciplinarias, estilo de comunicación y expectativas de madurez y control. Al mismo tiempo, identificó tres estilos de crianza: autoritario, democrático y permisivo. Esto determinaba que, los hijos desconfiados tenían padres controladores y que mostraban poco afecto; los hijos que eran más dependientes tenían padres afectuosos, pero que no establecían límites; y los independientes y seguros resultaban de padres exigentes pero comunicativos. En 1983, Maccoby y Martin continuaron el trabajo registrado y se desarrolla el cuarto estilo educativo: El negligente.
A continuación, vamos a profundizar en qué consisten los cuatro estilos educativos:
1. Estilo autoritario
El estilo autoritario se sustenta en la disciplina severa, donde los padres establecen las reglas y esperan que los niños las sigan al pie de la letra, sin ningún tipo de flexibilidad. También se conoce como estilo de crianza “militar”, donde la figura de referencia emplea reglas muy estrictas en la familia, fomentando la obediencia.
Las características de los padres con este estilo educativo son controladores, rígidos, prestan poco apoyo a sus hijos y son propensos al castigo, las amenazas e incluso pueden ejercer la violencia. Si el hijo infringe las normas familiares, será castigado severamente sin escuchar su explicación.
Aunque los niños autoritarios siguen las reglas la mayoría del tiempo, suelen desarrollarse problemas de autoestima, debido a que los padres no han tenido en cuenta las necesidades y/o sentimientos y emociones de sus hijos. También pueden convertirse en niños hostiles o agresivos, con dificultades para la toma de decisiones y resolución de problemas.
2. Estilo permisivo
El estilo permisivo puede, a la larga, puede traer consigo consecuencias emocionales serias. Los padres permisivos procuran proteger a sus hijos de cualquier tipo de daño, sin llegar a establecer ningún estándar para el comportamiento de sus hijos, siendo demasiado tolerantes. Son padres que se caracterizan por ser poco firmes y tener poco control sobre la situación. Los niños que crecen en entornos con este estilo educativo tienden a tener un bajo rendimiento académico, pudiendo presentar más problemas de comportamiento, debido a que, es probable que reten a la autoridad y las reglas. Es frecuente que los hijos que han sido criados en este estilo educativo tengan una baja autoestima y puedan experimentar tristeza, convirtiéndose en personas caprichosas y consentidas.

3. Estilo democrático
Este estilo educativo es uno de los más saludables para la educación de los hijos. Los padres democráticos suelen ser firmes, pero prestan apoyo y cariño a sus hijos. Establecen límites, pero también consideran el punto de vista del pequeño. Siendo, por tanto, flexibles, creando espacios de comunicación, donde también se tiene en cuenta la opinión y las necesidades del niño/a.
Los padres democráticos optan por explicar las consecuencias que tiene la conducta negativa de sus pequeños en vez de aplicar castigos. Del mismo modo, utilizan el refuerzo positivo para los buenos comportamientos, estando más dispuestos que los padres autoritarios a usar sistemas de recompensa y elogios.
Los estudios muestran que los hijos criados con este estilo educativo tienden a ser más felices y exitosos. A menudo son buenos para tomar decisiones y gozan de una mayor autoestima, siendo adultos más responsables y sintiéndose cómodos expresando sus opiniones.
4. Estilo negligente o indiferente
Este estilo se caracteriza porque los padres no están implicados en crianza de sus hijos y, por tanto, no proporcionan el apoyo necesario a sus niños ni les sirven de guía. No muestran cariño ni disciplina, no prestando atención a las necesidades sus pequeños.
Este es un estilo muy dañino para los jóvenes, y el comportamiento de los padres tiene un impacto negativo a nivel global en el desarrollo de sus hijos en el presente y en el futuro.
Los padres indiferentes ponen en riesgo la salud emocional de sus pequeños, así como, su autoestima, causando serios problemas psicológicos en diferentes ámbitos de su vida futura, por ejemplo, las relaciones interpersonales o el trabajo.
Por tanto, como hemos podido ver a lo largo de la lectura de este artículo, el papel de los padres es fundamental para el desarrollo de los hijos. Aunque la gran mayoría de progenitores desean lo mejor para sus pequeños, desafortunadamente, algunos cometen errores que pueden condicionar el crecimiento y la salud emocional de los más pequeños y su posterior vida adulta.
Lo más importante es, por una parte, recordar mantener el equilibrio entre protegerlos, y, por otra parte, darles la libertad para explorar el mundo y aprender de sus errores.
No obstante, si tienes dudas o necesitas ayuda en referencia al estilo educativo que puedas estar empleando y las consecuencias posteriores que pueda tener en tus pequeños, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de PsiqAT, ¡estaremos encantadas de ayudarte!