¿Eres crítico contigo mismo?

¿Cómo te hablas a ti mismo/a?, ¿Te escuchas y sólo oyes cosas negativas?, ¿Eres tu peor enemigo/a a la hora de criticar un acto en concreto?, ¿Te sientes responsable de todo lo malo y nunca eres capaz de hacer una autocrítica constructiva?, ¿Crees que ser tan crítico/a y duro contigo mismo está afectando a tu calidad de vida y repercutiendo en tu estado de ánimo y en tu autoestima? 

El término critica patológica fue acuñado por el psicólogo Eugene Sagan para describir la voz interior negativa que te ataca y te juzga. Todo el mundo tiene una voz interior crítica. Pero las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica patológica más viciosa y expresiva. 

La crítica te dice…

        Te acusa de las cosas que van mal

        Te compara con los demás (casi siempre siendo tú el que esta en desventaja)

        Fija estándares de perfección imposibles y luego te fustiga por ellos 

        Mantiene un registro de tus fracasos, pero se olvida de tus dones y logros

        Te llama cosas como – estúpido/a, incompetente, feo/a, débil- y te hace creer que todo eso es verdad

        Lee la mente de tus amigxs y te convence de que están aburridxs, desanimadxs o disgustadxs por tu culpa

La crítica tiene muchas armas. Entre las más efectivas están los valores y reglas de vida que ha tenido toda su vida. La crítica tiene una forma de volver sus “debes” contra ti, compara la forma de ser con la forma que debería ser y te juzga como insuficiente o malo. Los debes no son más que una de las muchas distorsiones cognitivas que existen. Una distorsión cognitiva es la forma que tenemos de interpretar la realidad en base a nuestras creencias, son el arma de la crítica, esas gafas empañadas que no te dejan ver con claridad. 

El origen de la crítica

La crítica nace en la infancia temprana de manos de los padres. En la infancia nuestros padres nos enseñan qué conductas son aceptables, peligrosas, moralmente reprobables y cuales causan enojo. Hacen esto abrazándote y premiándote por la conducta correcta y castigándole por las conductas peligrosas, malas o molestas. 

Todos los niñxs crecemos con residuos emocionales de los gestos prohibitivos, reteniendo el recuerdo de aquellos momentos en los que se sintieron malos o fueron reprobados. 

¿Por qué escuchamos a la crítica?

 Escuchamos a la crítica porque, aunque parezca que no es gratificante hacerlo, ayuda a satisfacer nuestras necesidades básicas y funciona como un reforzador ya que te rebaja la ansiedad y te hace sentir menos incompetente o impotente. Por ejemplo, el proceso de duelo es un ejemplo clásico de reforzamiento negativo. ¿Qué lleva a la gente a recrearse en los recuerdos penosos de la persona u objeto perdido? ¿Por qué seguir pensando una y otra vez en aquellos gratos días que no volverán más? Paradójicamente, estas ruminaciones obsesivas acerca de la pérdida tienen el poder de aliviar el dolor. La evocación de recuerdos o imágenes concretas de la persona u objeto perdido ayuda a descargar la tensión en la forma de lágrimas y luego en un breve período de entumecimiento. La etapa de los recuerdos obsesivos en el duelo se ve reforzada por la reducción de la tensión y unos instantes de relativa paz.

¿Cómo desarmar a la crítica?

Lo primero que tenemos que hacer es ser capaces de identificarla, hacerla consciente. En ocasiones la crítica le azota con imágenes de anteriores errores o fracasos. A veces no utiliza palabras o imágenes. Este pensamiento llega en la forma de un estado de consciencia, un conocimiento, una impresión. La crítica es tan rápida que parece ir más allá del lenguaje. Un vendedor lo expresaba así: «Hay veces en que sé que estoy echando a perder mi vida. Puedo experimentar esta sensación de vaciedad. Es como una sensación de pesantez en el estómago».

Una vez que la tengamos identificada es importante que tratemos de ser realistas, la crítica se vale una visión distorsionada de la realidad en la que nos azota con mensajes negativos, por tanto, es importante saber como interpretamos las situaciones. 

Nos puede ayudar ponerle un nombre a nuestra voz autocrítica un nombre de algo que no nos guste, por ejemplo: Araña. Y así, tratar de crear una discusión entre tu voz negativa (Araña) y nuestra voz más realista. 

Por ejemplo, tenemos una situación neutra, estoy en una fiesta y noto como me están mirando un grupo de personas. 

– Mi primer pensamiento es seguro que están pensando que bailo fatal, se están riendo de mí, no me tenía que haber puesto esta camiseta tan ajustada, soy una gorda. 

 

No os imagináis la cantidad de mensajes negativos que nos mandamos en poco tiempo, aquí esta hablando Araña y nos esta protegiendo del miedo al rechazo. Nuestra contestación a araña podría ser: 

        Es posible que no se estén burlando de mi, igual ni se han dado cuenta de como bailo, ¿y si lo han hecho? Que más da me lo estoy pasando bien. 

Esta técnica se llama reestructuración cognitiva y es de las técnicas que más usamos en PsiqAT para trabajar con nuestros pensamientos negativos. 

Si te sientes identificado, recuerda que desde PsiqAT podemos ayudarte. 

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