Cómo evitar los celos entre hermanos

Según el método Montessori

¿Tus hijos se pelean de forma constante? En el siguiente artículo te daremos algunos consejos para hacer frente a los conflictos entre tus hijos 

En ocasiones, la llegada de un nuevo miembro a la familia puede ser objeto de celos o envidias por parte del hermano/a. 

La mayoría de las veces los celos, ese sentimiento “raro” que nota el niño y que no sabe explicar bien, surgen ante la llegada de un nuevo bebé. Suelen producirse cuando el bebé empieza a hacer cosas como caminar, sonreír, decir su primera palabra… Y se lleva todas las miradas de atención. 

 

Podemos entender los celos como una respuesta afectiva caracterizada por un sentimiento de envidia y resentimiento hacia la persona que se considera que debe estar prestando atención y no se encuentra haciéndolo.

Sea de la forma que sea, los celos se producen o se sienten porque hay un cambio significativo y un hermano se ve desplazado del que hasta la fecha había sido su ‘lugar especial’. Los padres tenemos en nuestra mano la posibilidad de hacer que esos celos no sean tan intensos mostrando amor, comprensión, respeto y dando siempre pie al diálogo.

 Ten claro que los celos son una emoción natural más, al igual que la tristeza o la alegría, y que para aprender a gestionarlos bien hay que entenderlos y saber expresarlos.

Entonces, ¿Cómo tratar los celos de los hermanos según el método Montessori?

  1. Involucrar desde el principio al hermano mayor

Se ha de contar con el hermano desde el principio, contándole que mamá está embarazada y que dentro de unos meses serán uno más en la familia. De esta forma el niño lo verá como natural.

  1. Ser realistas y no crear falsas expectativas

Se ha de ser realista, usando un lenguaje acorde a la edad del niño, ni contarlo como que va a ser todo maravilloso, ni representarlo como algo negativo.

  1. Reafirmar el papel de cada hermano

Es necesario reafirmar la independencia de cada hermano, permitiendo que tengan su propio espacio y dejando que pongan en práctica por si solos las nuevas capacidades que van adquiriendo en su día a día.

  1. No hacer comparaciones

Sea cual sea su edad se deben evitar a toda costa las comparaciones entre ellos. Ni comparaciones positivas (pues no lo serán tanto para el otro hermano) y ni negativas, esto solo afecta a su autoestima y por lo tanto a los celos.

  1. Contar con los hermanos para todo lo que se pueda

Para cambiar la ropita del bebé cuando se le haya manchado, para preparar el baño, para ir juntos a la escuela, para ayudarle a hacer los deberes en casa… Da igual la edad en la que se encuentren los hermanos, siempre se puede contar con uno para ayudar al otro y la inversa. ¡No hay nada mejor para afianzar la relación entre ellos!

  1. Y si un hermano no hace más que llamar la atención…

 Quizás no hagan más que intentar llamar la atención, si esto es lo que ocurre, lo mejor es dársela.

Hablar con ellos, buscar momentos para estar todos juntos y para compartir cosas por separado y sobre todo mucho diálogo para que entiendan que no hace falta que hagan nada en concreto para llamar la atención pues la atención y todo el cariño del mundo de sus padres ya lo tienen.

Duelo perinatal ¿el gran olvidado?

El duelo perinatal es un tipo de duelo que comparte ciertos aspectos con otros tipos de duelo, pero que, a su vez, tiene sus particularidades que requiere un abordaje distinto. En la actualidad, apenas se habla de él, por lo que desde PsiqAT, queremos profundizar en ello y darle una mayor visibilidad. Por tanto, si quieres aprender más, te animamos a leer este artículo.

Hablamos de duelo perinatal cuando nos referimos a una pérdida que se produce durante el embarazo, el parto o los primeros días de vida. Esta pérdida suele darse en casos como el aborto espontáneo, el embarazo ectópico, la terminación o las muertes neonatales.

La principal diferencia ante un duelo convencional se sustenta principalmente en que no es esperado y no permite a los padres prepararse psicológicamente, todo ello sumado, a que este tipo de duelo en concreto, supone una ruptura abrupta de las expectativas de los padres, el momento hormonal en el que se encuentra la madre, así como de otros procesos que entran en juego en la maternidad, como son el desarrollo del vínculo y la generación de la vida.

Las personas afectadas por un duelo perinatal, tienden a lidiar con su dolor en la intimidad, ya que, en la actualidad, no se habla apenas de la muerte y más concretamente del sufrimiento que produce este tipo de muerte, lo que acaba generando que las personas que lo sufren se acaben aislando.

Esta pérdida, produce a los progenitores un estado de shock, al experimentar en un corto plazo de tiempo una situación dolorosa que les “obliga” en cierta manera, por un lado, a apartar aquellos planes creados durante el embarazo y, por otro lado, a asimilar la realidad de lo sucedido y retomar las actividades de su vida cotidiana, como, por ejemplo, retomar el trabajo, lo que puede llegar a ser estresante y angustioso para los progenitores.

Ante este tipo de pérdidas, los padres tienden a cuestionarse su valía en base a qué es lo que no han hecho bien, o podían haber hecho mejor, llegando incluso a sufrir estrés postraumático que se suele expresar en los próximos embarazos con un aumento del miedo y la ansiedad.

Las fases del duelo perinatal son:

Choque y aturdimiento: Es esa fase de estado de shock que mencionamos con anterioridad. En este momento es muy común la confusión y sentimiento de nostalgia ante lo sucedido.

-Evitación y negación: En esta fase las personas niegan lo que han ocurrido y les cuesta asimilar la situación.

-Aceptación: Se integra lo sucedido como parte de la historia vital.

Reorganización y crecimiento: En esta fase se extraen los aprendizajes de la situación vivida y su aplicación en futuras situaciones.

Cuando hablamos de estas fases, es importante saber que las mismas no se producen de manera lineal y en el mismo orden y tampoco existe un determinado tiempo o para cada una de ellas, si no que, depende de la persona que lo sufre.

Ante esta situación dolorosa, queremos proporcionarte una serie de pautas, que pueden ayudarte a afrontarlo:

1)      Intentar no evitar y/o bloquear lo que sentimos

En muchas ocasiones y antes esta situación, pretendemos “olvidar” lo que ha sucedido, ya que es una situación de crisis que no sabemos cómo gestionar.

2)      Es importante no culpabilizarnos y expresar cómo nos sentimos

Cuando se produce esta pérdida, los padres y madres tienden a buscar responsables de esta situación, cuestionándose a sí mismos. Esto produce un bloqueo en el proceso de aceptación.

Compartir con nuestros queridos cómo nos sentimos, lo que puede sernos de gran ayuda.

3)      Descanso y tiempo

Tras los primeros días, el descanso en la medida de lo posible es importante en la recuperación tras esta situación de tanto impacto emocional. El tiempo es un gran aliado para integrar lo sucedido, aunque nunca vaya a ser una etapa olvidada en nuestra historia vital.

4)      Trabajar las emociones

Los sentimientos de ira, culpabilidad, tristeza…son importantes aprender a canalizarlos, por lo que, si crees que puedes necesitar ayuda para saber cómo gestionarlos… ¡no dudes en pedir ayudar profesional!

5)      Aceptar la realidad de la pérdida

Este proceso implica no sólo la aceptación racional, si no la emocional para integrar que el bebé ya no está.

 

Como hemos podido ver a lo largo del artículo, hablar de duelo perinatal, no es común ni se aborda de la misma manera que otro tipo de duelos, ya que cada duelo tiene sus particularidades. Si te encuentras en esta situación y necesitas ayuda, desde PsiqAT ¡Podemos ayudarte!

 

Habilidades laborales: ¿Sabes qué son?

El mundo laboral se ha convertido en un ámbito muy competitivo, en el que se contempla, no sólo nuestra formación académica y nuestra experiencia en el sector solicitado, si no, que, además requiere una serie de habilidades extra que pueden favorecer o entorpecer el proceso de selección y nuestra permanencia en el puesto, por ello, es importante reflexionar sobre este aspecto ¿Conoces a qué tipo de habilidades nos referimos? ¿y en qué consisten? Si quieres saber más sobre ellas, desde PsiqAT, te animamos a leer este artículo.

Cuando los profesionales de Recursos Humanos evalúan a los candidatos, no sólo se fijan en las calificaciones y en su experiencia laboral como hemos mencionado anteriormente, sino que, también se evalúan en el candidato una serie de habilidades personales, también llamadas soft skills, en las que se incluyen: las habilidades sociales, actitudes, atributos profesionales, ​habilidades de comunicación, rasgos de la personalidad, inteligencia social e inteligencia emocional, que le permiten a la persona desenvolverse en su ámbito.

Pero antes de profundizar en qué son habilidades laborales, en este caso, queremos clarificar los siguientes conceptos que generan confusión continuadamente para detallar a qué nos estamos refiriendo:

  • Competencia

Cuando hablamos de competencia, nos referimos (aproximadamente) a la capacidad de un empleado para implementar adecuadamente sus habilidades en un entorno laboral. Un empleado puede tener todas las habilidades del mundo, pero es posible que no pueda traducir esas habilidades en éxito laboral. Una competencia combina habilidades, comportamientos, conocimientos y habilidades que le permiten a un empleado realizar su trabajo de manera efectiva. La competencia describe exactamente cómo un empleado se desempeña y tiene éxito en su puesto.

  • Habilidad

Con este aspecto nos referimos a la capacidad de realizar una acción para crear un resultado deseado. Cada trabajador tiene un conjunto único de habilidades que utiliza a lo largo de su jornada laboral. Estas habilidades son clave para el éxito de los empleados. Un ejemplo de ello sería que, tras una formación de 5 horas de Excel, una persona puede volver habilidosa en este aspecto, pero, sin embargo, conseguir unas buenas habilidades comunicativas, no se puede enseñar en un curso de 5 horas.

Por tanto, cuando hablamos de habilidades laborales, nos referimos a aquellas que tienen que ver con el carácter de la persona en el contexto laboral, como profesional, y no tanto con su conocimiento técnico, por lo que son inherentes a la persona y diferencia a un trabajador de otro igualmente cualificado para el puesto.

Algunas de las más demandadas en el ámbito laboral son:

  • Capacidad de adaptación: Es la capacidad para buscar soluciones, ser resolutivos y polivalentes. Se valora también la flexibilidad para adaptarse al entorno.
  • Planificación: Priorizar y planificar correctamente tu tiempo y el de tu equipo, puede aumentar tus posibilidades de obtener un nuevo trabajo.
  • Trabajar en equipo: Trabajar con otros compañeros, es un aspecto muy importante. Se valora de manera positiva que la persona sea proactiva y favorezca un buen ambiente laboral
  • Habilidades comunicativas: Comunicarse adecuadamente y de manera efectiva en el contexto laboral, es una habilidad muy valorada, así como escuchar lo que nos dice nuestros clientes, nuestros compañeros y jefes. Esta habilidad, puede desarrollarse a lo largo de nuestra vida.
  • Iniciativa: Se refiere a la actitud por la cual la persona decide hacer algo con la esperanza de obtener algún tipo de resultado especificado de ella.
  • Gestión del estrés: El estrés laboral se ha convertido en una de las principales demandas en la consulta. Una buena gestión del estrés, nos permite identificar de manera precisa aquellas situaciones que lo generan y actuar de manera rápida y eficaz frente a ello.

Como puedes observar, son muchos aspectos los que influyen a la hora de desempeñar una función dentro del ámbito laboral. Este bombardeo de información, puede generar frustración, al no alcanzar los objetivos exigidos, así como incertidumbre de cómo mejorar o adquirir este tipo de habilidades. Recuerda que desde PsiqAT, a través de la práctica del acompañamiento terapéutico, podemos ayudarte a sacar todo tu potencial. ¡No dudes en contactar con nosotras!

¿Qué es el TAG?

En la sociedad en la que vivimos, es normal sentirse ansioso en algunos momentos, pero la angustia, la ansiedad y la preocupación excesiva si se mantiene en el día a día dificultando las actividades de la vida diaria, hablamos de Trastorno de Ansiedad Generalizada ¿Has oído hablar alguna vez de este trastorno? ¿Sabrías describir qué diferencia a este trastorno de otros Trastornos de Ansiedad? ¿Y cómo prevenirlo? Con este artículo pretendemos resolver todas tus dudas, por lo que desde PsiqAT, te animamos a continuar leyendo.

Cuando hablamos de ansiedad, nos referimos a una reacción psicofisiológica de activación intensa que prepara al organismo para responder a cualquier alerta o demanda del entorno de manera rápida. La ansiedad por tanto provoca cambios en nuestros sistemas del cuerpo que nos ayudan a actuar. Es importante tener en cuenta que padecer ansiedad en determinados momentos es normal, pero esta se convierte en trastorno, cuando no nos deja hacer aquellas cosas que nos gustan y se mantiene en el tiempo.

Los trastornos de ansiedad se caracterizan, por tanto, por presentar un miedo o ansiedad intensa y/o una preocupación excesiva aun cuando no existe una amenaza real. Estos trastornos generan un importante malestar y afectan al funcionamiento habitual de la persona. Se estima que 1 de cada 5 personas tendrá un trastorno de ansiedad a lo largo de la vida. En el caso de los niños y los adolescentes esta cifra estaría alrededor de 6 de cada 100.

Algunos de los síntomas que presentan las personas que lo padecen son:

·         A nivel fisiológico: Palpitaciones, opresión en el pecho, sudoración, dificultades respiratorias, tensión muscular, temblores, molestias digestivas, mareos o sensación de inestabilidad.

·         A nivel cognitivo y emocional: Nerviosismo o angustia, pensamientos catastróficos o negativos, ideas obsesivas, dificultades para concentrarse, olvidos y distracciones frecuentes, preocupaciones excesivas, pensamientos acelerado y dificultad para la toma de decisiones, irascibilidad, despersonalizaciones y desrealizaciones.

·         A nivel conductual: evitación de situaciones, hipervigilancia, cambios en la higiene del sueño y/o alimentación, bloqueos, falta de control en las reacciones.

En función de cuál sea el foco principal del miedo y/o la preocupación se habla de:

Fobia específica. Cuando una persona tiene un miedo intenso a un objeto o situación (por ejemplo, miedo a las arañas…). Si la persona tiene miedo intenso a situaciones sociales, se le llama trastorno de ansiedad (o fobia social). Por ejemplo, cuando una persona se siente muy nerviosa cuando habla con otras personas.

Trastorno de ansiedad por separación. En este tipo de trastorno el menor tiene un miedo intenso de separarse de las personas que le cuidan por temor a que les pase algo y no las vuelva a ver. Por ejemplo, cuando un menor se pone nervioso cada vez que su madre se va de casa, aunque se quede con el padre.

Trastorno de pánico. El ataque de pánico se define como un episodio de ansiedad repentino e intenso que se acompaña de sensaciones físicas desagradables (palpitaciones, mareos…) y de pensamientos que suelen ser catastróficos (miedo a perder el control o a morirse, entre otros). Con frecuencia, el trastorno de pánico se da de manera conjunta con la agorafobia.

Agorafobia. La persona tiene de forma habitual miedo a sentir sensaciones de ansiedad (sudar mucho, que el corazón le vaya rápido…) cuando está en algunas situaciones, por si no puede marcharse o pedir ayuda si lo necesita. Como consecuencia, la persona suele evitar estas situaciones como coger el transporte público, ir a un concierto o a un restaurante.

Trastorno de ansiedad generalizada. caracteriza por ansiedad y preocupación excesiva acerca múltiples acontecimientos o actividades. A esta preocupación la llamamos anticipación aprensiva porque consiste en anticipar supuestos acontecimientos adversos que tienen una baja o muy baja probabilidad de ocurrir. Además, la intensidad de la preocupación es desproporcionada al impacto real del supuesto suceso o a la probabilidad de que ocurra.

Es importante conocer que una misma persona puede tener varios trastornos de ansiedad al mismo tiempo, así como tener otros trastornos de la salud mental, como, por ejemplo, depresión, problemas con el abuso de sustancias…

Algunos de los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad generalizada es:

·         Personalidad. Existen ciertos caracteres como, por ejemplo, la timidez o un temperamento negativo, que predisponen a su desarrollo.

·         Genética. El trastorno de ansiedad generalizada puede ser hereditario.

·         Experiencias. Experiencias negativas o traumáticas durante la infancia, o un suceso negativo pueden favorecer el desarrollo de este trastorno.

Algunos de los tips para reducir el impacto de los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada son: Buscar ayuda a tiempo, evitar el consumo de alcohol y drogas ya que pueden producir una mayor ansiedad y planificar y priorizar el tiempo.

Si identificas que esto te puede estar pasando a ti o alguien de tu entorno, no dudes en contactar con nosotras, ya que a través de la práctica del Acompañamiento Terapéutico podemos ayudarte.

 

 

¿Qué es el TEPT?

Alguna vez has visto en las películas personas que han pasado por algún suceso traumático, como los soldados tras una guerra, y hoy en día siguen reviviéndola y mostrando ansiedad. De eso hablaremos hoy del TEPT y sus causas. 

 El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una consecuencia psicológica y conductual a la vivencia de un suceso traumático. Este episodio puede poner en peligro la vida, como la guerra, un desastre natural, un accidente de coche o una agresión sexual. Pero también puede ocurrir ante acontecimientos que no pongan en peligro la vida como por ejemplo la muerte repentina de un ser querido. 

 

Es normal sentir miedo durante una situación traumática. El miedo nos ayuda a protegernos de posibles peligros preparando a el cuerpo para una respuesta de “lucha o huida”. Con el tiempo estos síntomas disminuyen, sin embargo, esto no ocurre en las personas con TEPT. Se sienten estresados y asustados mucho después de que el trauma haya terminado. En ciertos casos, los síntomas del TEPT pueden comenzar al tiempo de que la situación traumática haya terminado.

 

Los acontecimientos traumáticos que producen una tasa más elevada de Trastorno de estrés postraumático son: violación, combate de guerra, cautiverio o prisión por causas étnicas o políticas.

En Europa, la prevalencia anual de estrés postraumático se sitúa entre el 0,5 % y el 1 %. Si nos vamos a EEUU la prevalencia aumenta hasta el 3,5 %. 

Factores de riesgo para desarrollar TEPT

 

       Ser mujer 

       Traumas en la infancia 

       Que el evento traumático dure mucho tiempo

       Tener poco o nulo apoyo social

       Sufrir estrés 

       Tener antecedentes de enfermedades mentales

 

Síntomas del Trastorno de estrés postraumático 

 

Hay cuatro tipos de síntomas para el TEPT, y cada persona lo experimenta de una manera. Los tipos son: 


·      Volver a experimentar los síntomas (reviviscencia). A través de:

o   Flashbacks: sientes que el evento estuviera pasando de nuevo. 

o   Pesadillas

o   Pensamientos aterradores

·      Síntomas de evasión: tratar de evitar situaciones o pensamientos que nos recuerden al evento. 

·      Síntomas de hipervigilancia y reactividad: son causa de nerviosismo y estar continuamente atento al peligro. Como, por ejemplo: 

o   Sobresaltarse

o   Estar tenso o “al límite”

o   Problemas para dormir 

·      Síntomas cognitivos y del estado de ánimo

o   Problemas de memoria y para concentrarse

o   Pensamientos negativos 

o   Sentimientos de culpa

o   Perdida de interés por las cosas de las que antes disfrutaba

Recuerda que si te sientes identificado o tienes a un amigo o familiar que pueda estar pasando por esto ¡Desde PsiqAT podemos ayudarte! 

 

Ataque de pánico: Qué es y cómo gestionarlo

El término “crisis o ansiedad” es un concepto conocido y generalizado en la actualidad, ya que, en alguna ocasión, lo hemos podido experimentar en primera persona y/o conocemos a alguien que lo ha sufrido.
A través de este artículo, queremos proporcionarte información sobre qué es un ataque de pánico, cómo identificarlo, así como algunos tips para poder gestionarlo.

Un ataque de pánico, es una reacción emocional extrema muy intensa (de ansiedad o miedo) que puede darse de manera esperada o inesperada y que tiende a aparecer de manera puntual y con una duración máxima aproximada de 30 minutos. Además de generar una sensación de agotamiento, cansancio físico y mental, cuando este ha pasado. Lo que más miedo genera en las personas que lo padecen o lo han padecido, es que, sientes que pierdes el control o incluso que te puedes llegar a morir.

Los síntomas que se presentan, son similares a los ataques de ansiedad, los cuales pueden aparecer en cualquier momento, sin causa aparente. Para diagnosticar un ataque de pánico, se exigen 4 o más síntomas de una larga lista. Desde PsiqAT, queremos mencionarte algunos de los síntomas más comunes:

-Sensación de ahogo, falta de aire o dificultad para respirar

-Hiperventilación

-Sudoración

-Temblor

-Náuseas

-Llanto descontrolado

-Sensación de debilidad o mareo

-Bloqueo o necesidad de huir

Los ataques de pánico (no el trastorno de pánico) son muy comunes en la población general. Únicamente el primer episodio, es realmente el episodio “inesperado”, ya que los siguientes episodios, se producen por condicionamiento, es decir, por miedo a que se repita, así como por señales externas e internas.

Las causas que lo producen pueden deberse a:

  • Causas genéticas
  • A estar expuesto/a durante un tiempo prolongado a situaciones que generen niveles altos de estrés.
  • Cambios en las funciones cerebrales
  • Ser más sensible al estrés, así como la tendencia a tener emociones negativas.

Algunas pautas que puedes aplicar en tu día a día para gestionarlo, son:

1.       Toma consciencia de la situación. Comprender lo que estamos pasando, nos hace reducir los niveles de ansiedad.

2.       Intenta respirar profundamente. Trata de coger aire con normalidad, llévalo a la barriga, mantenlo durante dos segundos y suéltalo lentamente.

3.    Distráete. Cuando te encuentras con un ataque de pánico, es importante focalizarse en estímulos externos (lo que ves, oyes, saboreas…) para reducir los síntomas
físicos.

4  Encuentra un espacio tranquilo. Intenta salir del lugar donde te encuentras para tomar aire y volver cuando te encuentres mejor. En caso de no ser viable, pon en práctica la respiración..

Afrontar un ataque de pánico no es tarea sencilla, por lo que te recomendamos acudir a un especialista para descartar posibles patologías asociadas, realizar una evaluación completa de la problemática, cómo interfiere en tu día a día, así como acordar el plan de tratamiento que más se ajuste a tus necesidades.

Desde PsiqAT a través de la práctica del Acompañamiento Terapéutico, podemos ayudarte. ¡No te lo pienses más y contacta con nosotras!

¡No es tan difícil resolver un conflicto!

¿Has escuchado hablar alguna vez de la resolución de conflictos? ¿Sabes que con unas pautas básicas puedes mejorar tus relaciones? ¡No te pierdas el siguiente artículo!

Los conflictos y las discusiones ocurren de forma habitual en nuestras vidas. La habilidad de encontrar una solución de forma pacífica a los desacuerdos es una práctica que todos necesitamos para crear una sociedad pacífica y productiva. 

 

Podemos entender la resolución de conflictos como la forma en que dos o más personas u organizaciones encuentran una solución pacífica a los desacuerdos que enfrentan. Estos desacuerdos pueden ser emocionales, políticos, financieros o todos ellos. 

Cuando entran en juego las emociones negativas y estas no se gestionan de forma adecuada, es cuando una situación entre dos o más personas con diferentes intereses entra en confrontación ¡hablando claro cuando un “pequeño roce” se convierte en una batalla campal!

Vamos a pararnos un momento a pensar en alguna situación del pasado, seguro que eres capaz de distinguir con facilidad relaciones que, pese a sus diferencias, no se han visto dañadas y personas que han abandonado esa relación o se encuentran en un conflicto permanente. Y es que, en un conflicto siempre existen tres partes: las personas, el proceso y el problema, y son estos tres elementos los que intervienen en la llamada escalada del conflicto. 

Las fases de la escalada del conflicto son: 

Primero, se produce un conflicto latente (recordemos el que no se expresa)  que con el tiempo y la tensión evoluciona a un conflicto manifiesto y puede llegar a ser un conflicto violento.

Los conflictos organizacionales son situaciones de desavenencia entre los miembros de una organización por algún desacuerdo real o no. Estos conflictos tienen sus propias características pues están muy relacionados por las características propias de las personas (rol, puesto, etc.) y por las variables del contexto en el que se interactúa (normas, protocolos, liderazgo, ética, valores, códigos de conducta, etc.). 

¿Por qué deberías resolver conflictos?  El principal motivo para negociar es llegar a un acuerdo que beneficie a todos los participantes. Además, hay otras buenas razones para negociar: 

·       Conocer más acerca de ideas, creencias, motivaciones y antecedentes diferentes del tuyo.

·       Para asegurar que las relaciones con los oponentes continúen y crezcan.

·       Para encontrar soluciones pacíficas a situaciones difíciles.

 

Existen pautas y pasos que favorecen la reducción de los conflictos y estos están muy relacionados con la inteligencia emocional. La cual se puede definir como la forma de saber gestionar nuestras emociones y manejar con más destreza nuestras relaciones considerando nuestros sentimientos y los de los otros. 

Desde PsiqAT te daremos siete pasos que te ayudarán a resolver conflictos:

 

1.     Entendiendo el conflicto.

2.     Comunicación con la otra parte.

3.     Lluvia de ideas para posibles soluciones.

4.     Eligiendo la mejor solución.

5.     Usando a un tercero como mediador.

6.     Explorando las alternativas.

7.     Manejando situaciones estresantes y tácticas de presión.