Recomendaciones para hacer un buen uso de las tecnologías

El uso temprano de las nuevas tecnologías tiene un impacto en el desarrollo cerebral de nuestros pequeños. Desde PsiqAT queremos contarte darte algunas claves para un uso más saludable.

La tecnología ha irrumpido en nuestra vida de una forma muy rápida. En apenas dos décadas la forma de entender el mundo y de cómo este funciona, ha cambiado. Las nuevas generaciones, ya no conocen el mundo sin una pantalla de por medio y aprenden a utilizarlas con una facilidad que impresiona.

Por este motivo, actualmente, existe una amplia investigación para conocer cómo la tecnología interviene en el desarrollo cerebral de nuestros pequeños para aprender a hacer un buen uso de las mismas. Al final, las tecnologías no son el “problema” sino el uso que le damos a las mismas, que como con todo, puede jugar a nuestro favor o en nuestra contra.

Existen efectos negativos que se destacan por el uso inadecuado de la tecnología en el desarrollo cerebral de los niños:

  1. El exceso de tiempo usando pantallas o cuando el contenido no es de buena calidad se correlaciona con un empeoramiento del rendimiento y de las tareas cognitivas (memoria de trabajo, razonamiento, planificación, atención…) con respecto a aquellos niños que no hacen este tipo de uso.
  2. Las habilidades sociales y emocionales, así como, el coeficiente intelectual también se ven afectados. Esto se debe a que los niños dejan de jugar con otros niños, reduciendo la interacción entre ellos. También disminuye la creatividad y la imaginación (mundo abstracto).
  3. Este último punto se relaciona de forma directa con el aumento de probabilidad de que estos niños sean posteriormente adolescentes y adultos jóvenes con una inteligencia social y emocional más pobre.
  4. Al existir una menor interacción social se genera habitualmente una menor capacidad lingüística.
  5. Al no existir espacio para el aburrimiento por ocuparlo con el uso de pantallas se generan conexiones neuronales pobres.

Por otra parte, la tecnología también tienen sus efectos positivos al hacer un buen uso de ellas. Entre ellos encontramos:

  1. Se facilita la interacción de los niños con el conocimiento, las artes y las ciencias. Haciendo un buen uso, con la interacción de estímulos naturales y virtuales puede generar conexiones neuronales enriquecidas.
  2. Un uso adecuado puede generar adultos más preparados para la gestión de los cambios que vayan surgiendo en la vida.
  3. La tecnología conecta. Por ello, puede enriquecer las relaciones personales (amigos, familia…) que están lejos. Esto mejora el vínculo y el desarrollo afectivo de los más peques, mejorando el ámbito lingüístico y de otras capacidades cognitivas.

No obstante, estamos en el comienzo de una larga investigación acerca de las consecuencias de los diferentes usos de las tecnologías en el desarrollo de los más pequeños.

Niños jugando con las pantallas en vez de entre ellos

La OMS (Organización Mundial de la Salud) no recomienda el uso de pantallas hasta que los niños pasen los dos años de edad. Asimismo, no se recomienda el uso de las pantallas durante más de una hora una vez se supera esa edad y hasta los cinco años. Una vez superan esa edad, hay que comenzar a dialogar con los pequeños sobre el uso y marcar algunos límites.

Recomendaciones para un buen uso de la tecnología para progenitores

  1. Hablar de forma abierta con los hijos sobre el peligro de internet y el uso que se hace de ello.
  2. Enseñarles a distinguir páginas web seguras de las que puedan no serlo.
  3. Utilizar un software de control parental que permita la restricción y la supervisión del uso de internet que hacen los hijos.
  4. No instalar cámara web y en caso de tenerla, restringir su uso con una clave de seguridad.
  5. Advertirles del peligro de acoso existente en las redes y en internet, enseñándoles a distinguir señales de peligro y prender a bloquear en estas situaciones.
  6. Advertir sobre la importancia de la privacidad y distinguir que contenido se puede compartir o no (datos personales, fotografías, contraseñas…).
  7. En el caso de los adolescentes evitar prohibir su uso, ya que esto puede ser contraproducente. Es mejor negociar y comunicarse para pactar unas normas de uso.

Recomendaciones para un buen uso de la tecnología para adolescentes

  1. Procura acotar los momentos y espacios en los que las utilizas, podrías llegar a aislarte.
  2. Es recomendable practicar alguna actividad física durante, al menos, una hora diaria.
  3. Intenta compartir ratos de ocio sin pantallas de por medio, es muy enriquecedor.
  4. Evita las pantallas antes de acostarte.
  5. Cuida los datos que compartes por internet o por redes sociales, así como, las imágenes y material audiovisual.
  6. Trata de tener siempre un antivirus en tus dispositivos que protejan tus datos personales.
  7. Procura evitar aquellas páginas que no son seguras.

Esperamos que te haya servido el artículo para poder adecuar el uso de las tecnologías con los más pequeños que tenemos cerca y a darnos cuenta de la responsabilidad de hacer un buen uso de las mismas, ya que sino puede tener consecuencias en el medio y largo plazo. No obstante, ante cualquier duda o demanda no dudes en contactar con nuestro equipo. En PsiqAT siempre estaremos encantadas de acompañarte.

8 Claves para elegir un buen psicólogo/a

¿Alguna vez te has planteado ir a terapia, pero no sabes cómo buscar un buen psicólogo/a para comenzar tu proceso de terapéutico? Desde PsiqAT, queremos darte algunas claves para ayudarte en ese proceso de búsqueda.

El momento de tomar la decisión de ir a terapia es delicado y muy valiente, ya que supone abrirse a trabajar y descubrirse a uno mismo, así como, hacia el profesional de la psicología que te guía y acompaña en ese proceso. Es por ello que, elegir un buen terapeuta es una clave muy importante para que la terapia funcione. Por ello, te queremos dejar unos consejos para facilitarte, en la medida de lo posible, este proceso de búsqueda y selección que genera tanta incertidumbre:

  1. Infórmate de la formación de los profesionales que conforman el equipo y, más concretamente, del terapeuta que podría serte asignado. Es importante que te acompañen en tu proceso profesionales cualificados y con las habilitaciones pertinentes para poder trabajar contigo.
  2. Investiga y pregunta acerca de qué corriente psicológica es con la que van a estructurar tu evaluación e intervención, existen muchas corrientes de la psicología con diferente validez y evidencia empírica.
  3. Pregunta en las primeras sesiones cómo va a ser tu proceso psicológico, habitualmente se suele estructurar en una serie de fases (evaluación para conocer a la persona, realizar una devolución de información después de la evaluación y tras esto, acordar unos objetivos a trabajar en la fase de intervención).

  1. Es importante que el psicólogo/a esté colegiado oficialmente en el Colegio Oficial de Psicólogos.
  2. Ten en cuenta qué especialización pueda tener el profesional, siempre es conveniente buscar profesionales más especializados en dificultades específicas. Por ejemplo, si tienes síntomas relacionados con la ansiedad sería conveniente que buscaras un psicólogo/a especializado en ansiedad.
  3. Observa las reseñas y comentarios de las experiencias que otras personas hayan podido experimentar con ese profesional o en ese gabinete de psicología.
  4. Navega por las redes y por la página web para poder encontrar todo este tipo de información y, si no la encuentras, contacta con el profesional o gabinete para resolver todas tus preguntas. Es positivo que queden claras las tarifas que corresponden al servicio que vas a contratar.
  5. Si acudes a una primera sesión gratuita en la que quieres decidir si continuar o no, haz caso de las sensaciones que tienes con el terapeuta, el vínculo entre el paciente y el terapeuta tiene gran peso en el éxito de la terapia.

Desde PsiqAT esperamos que te sirvan estos consejos para poder elegir el mejor profesional para iniciar tu proceso de terapia. No olvides que contamos con un equipo de psicólogas especializadas en diferentes áreas de intervención para podernos adaptar a tu proceso para que progreses de la mejor manera, ¡no dudes en pedir tu primera cita telefónica gratuita!

¿Te atreves a comunicarte con tus emociones?

Identificar y entender cuál es el papel que desempeñan las emociones es de gran importancia para el desarrollo de una adecuada inteligencia emocional. Por ello, desde PsiqAT queremos contarte un poco más acerca de las emociones.

Las emociones son adaptativas, de carácter innato y nos han permitido sobrevivir a lo largo de la historia. Tienen una función cada una de ellas y, por ello, es tan importante saber identificarlas, comunicarnos con ellas y escucharlas. Por ejemplo, el miedo, nos hace responder ante el peligro. La ira nos permite defendernos ante una situación de injusticia y así un largo etcétera. Imagínate qué habría pasado si no hubiéramos tenido emociones a lo largo de toda la historia de la evolución, probablemente, hoy día yo no habría redactado este artículo y tú, no lo estarías leyendo.

Una emoción es un estado psicológico complejo que implica tres componentes distintos:

-Una experiencia subjetiva (cómo las sentimos)

-Una respuesta fisiológica (dónde y de qué forma se manifiestan)

-Una respuesta conductual o expresiva (una reacción ante dicha emoción)

Para poder comenzar a comunicarnos con nuestras emociones es imprescindible, en primer lugar, saber identificarlas. Existen dos tipos de emociones, las primarias y las secundarias.
Emociones primarias (innatas):

-Ira: La ira aparece cuando percibimos que algo que queremos o deseamos no sale como esperábamos o cuando percibimos que alguien interfiere intencionadamente en la consecución de nuestros objetivos. Se relaciona con la rabia, el enfado o la frustración. Su función es de autoprotección.

-Alegría: La alegría se manifiesta cuando logramos aquello que nos proponemos y deseamos. Genera seguridad, sensación de bienestar y nos lleva reproducir esos comportamientos o acciones que nos hacen sentir bien. Su función es la de afiliación y reproducción.

-Asco: El asco aparece ante estímulos que nos resultan aversivos.
La función del asco es el rechazo, hace que nos alejemos de aquello que puede ser perjudicial para nosotros: enfermedades, basura, etc.

-Tristeza: La tristeza aparece ante la percepción de una pérdida. De ella derivan otras emociones secundarias como la soledad, el pesimismo, la decepción o la culpa. Su función es la reintegración personal, motivando a pedir ayuda y aumentar nuestros recursos.

-Miedo:  El miedo aparece ante situaciones o estímulos de carácter amenazante o peligroso. Esta percepción de amenaza puede ser real o imaginada. De esta emoción surgen los sentimientos de inseguridad, ansiedad o incertidumbre. Su función es la protección tanto física como psicológicamente.

-Sorpresa: La sorpresa da desde la aparición de un estímulo inesperado. Genera sobresalto, desconcierto o asombro. Es la emoción más breve en su duración. Su función es de exploración y orientación.

Emociones secundarias (surgen de la combinación de las primarias y son aprendidas a lo largo de nuestra vida y a través de nuestras experiencias vitales) y vamos a poner algunos ejemplos:

-Vergüenza

-Culpa

-Bochorno

-Satisfacción

-Desprecio

-Entusiasmo

-Complacencia

-Orgullo

-Placer

Algunas emociones primarias

Una vez hemos podido ver cuáles son los tipos de emociones, si son innatas o aprendidas y cuál es su función, así como, identificarlas, vamos a ver cómo podemos comunicarnos con ellas para trabajar nuestra gestión emocional. Para ello, atrévete a hablar con ellas y hazles las siguientes preguntas: 

¿Qué emoción eres?

¿Por qué estás aquí?

¿Qué quieres comunicarme?

¿Cuál es tu función en este momento o situación?

Ahora esperamos que sepas de un modo más práctico cómo comunicarte con tus emociones y ver qué función están cumpliendo, así como, porqué han aparecido en nosotros y qué podría haberlas desencadenado. De esta forma podrá conocerte más a ti mismo y desarrollar aún más tu inteligencia emocional. De todos modos, si crees que necesitas ayuda para aprender a gestionar tus emociones o tienes algún tipo de dificultad relacionada, desde PsiqAT te animamos a que te pongas en contacto con nuestro equipo, podemos ayudarte a través de la práctica clínica o el acompañamiento terapéutico.

¿Eres una persona resiliente?

La resiliencia es una fortaleza y cualidad que aporta grandes beneficios y bienestar a tu vida. ¿Los conoces?, ¿te consideras una persona resiliente? Descúbrelo aquí. Desde PsiqAT, ¡queremos contártelo!

El término resiliencia proviene del latín, del verbo resilio, que significa “saltar hacia atrás”, y originalmente, era usado en el ámbito de la física para referirse a aquellos materiales que pueden resistir un impacto y volver a su forma original. En el ámbito de la psicología la resiliencia es la capacidad de adaptarse y ver los conflictos como retos y oportunidades para continuar evolucionando y creciendo, es algo que nos puede beneficiar mucho a lo largo de nuestra vida. El término resiliencia engloba la capacidad que caracteriza a las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro.
Se trata de convertir los problemas en retos y oportunidades para crecer. Estas personas se aprovechan de las dificultades que viven para obtener un beneficio que le permita obtener recursos y herramientas útiles para el futuro. Al final, se trata del cómo enfocamos las cosas y con qué gafas vemos la vida. Y tú, ¿con qué gafas ves la vida y la interpretas?

A continuación, vamos a ver cuáles son las principales características de las personas resilientes:
-Tener una actitud positiva
-Ser realista
-Tener sentido del humor

– Plantearse retos

-Tener autonomía

-Tener autoconocimiento

-Son personas con empatía

-Tolerar la incertidumbre.

-Tener conciencia del presente.

-Valorar a las personas que tenemos en nuestra vida (familia, amigos, pareja…).

-Son personas con confianza en sí mismas.

– Capacidad de proyectarse hacia adelante y de anticiparse a los hechos.

Flexibilidad: adaptación a las diferentes situaciones.

Constancia y perseverancia: orientación al logro.

Pensamiento constructivo: las amenazas no se pueden evitar, pero sí se puede elegir la manera de reaccionar ante ellas.

Red de apoyo emocional sólida: tener buenas relaciones con los demás fortalece la resiliencia.

Introspección: cada crisis es una oportunidad de crecer.

Optimismo: no significa no ser realista, sino enfocarse en lo bueno y recordar los triunfos personales en los momentos difíciles como manera de salir adelante.

Ser resiliente, no implica no sufrir o no sentir emociones “desagradables” como la tristeza o la ira, sino saber encajar los golpes de la vida, convirtiéndolos en oportunidades para aprender, crecer y evolucionar.

La resiliencia es una forma de crecimiento

Hay determinados factores, que ayudan o contribuyen al desarrollo de la resiliencia, fortaleza que nunca hay que dejar de fortalecer y trabajar:

-Tener una buena red de apoyo (amigos, familia, pareja…) es un factor importante. Esto te hace una persona más resiliente en comparación a si estas solo.

-Abrirse a la expresión de las emociones sin tenerles miedo.

-Afrontar los problemas y al mismo tiempo buscar soluciones. Huir o evitar los problemas te aleja de la resiliencia.

-Ser capaz de ser humilde y saber cuándo reponer fuerzas, cuando debes descansar.

-Ser capaz de confiar: en uno mismo primero, y en los demás.

Desarrollar y trabajar la resiliencia puede llegar a aportar muchos beneficios en nuestra vida diaria, acercándonos, según muchos estudios recientes, al bienestar y equilibrio psicológico. Algunos de los beneficios se detallan a continuación:

-Tienen una mejor percepción de su propia imagen.

-Tienden a ser menos críticos consigo mismo.

-Son más optimistas, mostrando una actitud más positiva, alejada de la queja constante.

-Saben cómo hacer frente a los retos.

-Tienen una mejor salud física.

-Son más exitosos tanto dentro como fuera del trabajo.

-Consiguen una mayor satisfacción en sus relaciones.

-Tienden a caer menos en depresión o en problemas de salud mental.

Esperamos que, tras la lectura, conozcas un poco más acerca de este término y de los múltiples beneficios que aporta en nuestra vida su desarrollo. Desde PsiqAT siempre estaremos encantadas de ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotras.

¿Eres crítico contigo mismo?

¿Cómo te hablas a ti mismo/a?, ¿Te escuchas y sólo oyes cosas negativas?, ¿Eres tu peor enemigo/a a la hora de criticar un acto en concreto?, ¿Te sientes responsable de todo lo malo y nunca eres capaz de hacer una autocrítica constructiva?, ¿Crees que ser tan crítico/a y duro contigo mismo está afectando a tu calidad de vida y repercutiendo en tu estado de ánimo y en tu autoestima? 

El término critica patológica fue acuñado por el psicólogo Eugene Sagan para describir la voz interior negativa que te ataca y te juzga. Todo el mundo tiene una voz interior crítica. Pero las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica patológica más viciosa y expresiva. 

La crítica te dice…

        Te acusa de las cosas que van mal

        Te compara con los demás (casi siempre siendo tú el que esta en desventaja)

        Fija estándares de perfección imposibles y luego te fustiga por ellos 

        Mantiene un registro de tus fracasos, pero se olvida de tus dones y logros

        Te llama cosas como – estúpido/a, incompetente, feo/a, débil- y te hace creer que todo eso es verdad

        Lee la mente de tus amigxs y te convence de que están aburridxs, desanimadxs o disgustadxs por tu culpa

La crítica tiene muchas armas. Entre las más efectivas están los valores y reglas de vida que ha tenido toda su vida. La crítica tiene una forma de volver sus “debes” contra ti, compara la forma de ser con la forma que debería ser y te juzga como insuficiente o malo. Los debes no son más que una de las muchas distorsiones cognitivas que existen. Una distorsión cognitiva es la forma que tenemos de interpretar la realidad en base a nuestras creencias, son el arma de la crítica, esas gafas empañadas que no te dejan ver con claridad. 

El origen de la crítica

La crítica nace en la infancia temprana de manos de los padres. En la infancia nuestros padres nos enseñan qué conductas son aceptables, peligrosas, moralmente reprobables y cuales causan enojo. Hacen esto abrazándote y premiándote por la conducta correcta y castigándole por las conductas peligrosas, malas o molestas. 

Todos los niñxs crecemos con residuos emocionales de los gestos prohibitivos, reteniendo el recuerdo de aquellos momentos en los que se sintieron malos o fueron reprobados. 

¿Por qué escuchamos a la crítica?

 Escuchamos a la crítica porque, aunque parezca que no es gratificante hacerlo, ayuda a satisfacer nuestras necesidades básicas y funciona como un reforzador ya que te rebaja la ansiedad y te hace sentir menos incompetente o impotente. Por ejemplo, el proceso de duelo es un ejemplo clásico de reforzamiento negativo. ¿Qué lleva a la gente a recrearse en los recuerdos penosos de la persona u objeto perdido? ¿Por qué seguir pensando una y otra vez en aquellos gratos días que no volverán más? Paradójicamente, estas ruminaciones obsesivas acerca de la pérdida tienen el poder de aliviar el dolor. La evocación de recuerdos o imágenes concretas de la persona u objeto perdido ayuda a descargar la tensión en la forma de lágrimas y luego en un breve período de entumecimiento. La etapa de los recuerdos obsesivos en el duelo se ve reforzada por la reducción de la tensión y unos instantes de relativa paz.

¿Cómo desarmar a la crítica?

Lo primero que tenemos que hacer es ser capaces de identificarla, hacerla consciente. En ocasiones la crítica le azota con imágenes de anteriores errores o fracasos. A veces no utiliza palabras o imágenes. Este pensamiento llega en la forma de un estado de consciencia, un conocimiento, una impresión. La crítica es tan rápida que parece ir más allá del lenguaje. Un vendedor lo expresaba así: «Hay veces en que sé que estoy echando a perder mi vida. Puedo experimentar esta sensación de vaciedad. Es como una sensación de pesantez en el estómago».

Una vez que la tengamos identificada es importante que tratemos de ser realistas, la crítica se vale una visión distorsionada de la realidad en la que nos azota con mensajes negativos, por tanto, es importante saber como interpretamos las situaciones. 

Nos puede ayudar ponerle un nombre a nuestra voz autocrítica un nombre de algo que no nos guste, por ejemplo: Araña. Y así, tratar de crear una discusión entre tu voz negativa (Araña) y nuestra voz más realista. 

Por ejemplo, tenemos una situación neutra, estoy en una fiesta y noto como me están mirando un grupo de personas. 

– Mi primer pensamiento es seguro que están pensando que bailo fatal, se están riendo de mí, no me tenía que haber puesto esta camiseta tan ajustada, soy una gorda. 

 

No os imagináis la cantidad de mensajes negativos que nos mandamos en poco tiempo, aquí esta hablando Araña y nos esta protegiendo del miedo al rechazo. Nuestra contestación a araña podría ser: 

        Es posible que no se estén burlando de mi, igual ni se han dado cuenta de como bailo, ¿y si lo han hecho? Que más da me lo estoy pasando bien. 

Esta técnica se llama reestructuración cognitiva y es de las técnicas que más usamos en PsiqAT para trabajar con nuestros pensamientos negativos. 

Si te sientes identificado, recuerda que desde PsiqAT podemos ayudarte. 

Habilidades sociales: ¿Qué son?

El correcto desarrollo de las habilidades sociales tiene una gran importancia en la interacción social de las personas y en la consecución de objetivos. Por ello, desde PsiqAT queremos contarte más acerca de esto.

Las habilidades sociales son entendidas como el conjunto de estrategias y capacidades de comportamiento y comprensión, para aplicarlas en la interacción con los otros, ayudándonos a resolver las diferentes situaciones sociales que se nos presentan de manera efectiva (aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está).

A través de ellas, podemos expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra, mientras respeta las conductas, actitudes, deseos u opiniones de los otros.

El desarrollo de las habilidades sociales es muy importante para poder mantener un bienestar a lo largo de nuestra vida.
Las habilidades que se desarrollan para comunicarnos y establecer vínculos con otros son fundamentales en todos los ámbitos de nuestra vida (trabajo, familia, amigos, etc).
Saber cómo expresarnos, de qué forma, atender a las necesidades de los otros, expresar las nuestras, saber escuchar o saber poner límites y entender los del otro es fundamental para garantizar el éxito a lo largo de nuestra vida. Por tanto, un buen desarrollo de las habilidades sociales permite mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, así como, obtener más fácilmente lo que queremos.

Las habilidades sociales están estrechamente relacionadas con el nivel de inteligencia emocional y, el correcto desarrollo y aplicación de la inteligencia emocional, está relacionado con el éxito en cualquier tarea o papel que desempeñamos. Bien, pongamos un ejemplo de lo que comentamos:

Imaginemos un director general de una empresa que quiere cerrar un acuerdo con otra empresa con la que obtendrá grandes beneficios. Dicho empresario tiene múltiples estudios y títulos, siendo un hombre muy inteligente en su campo de acción. Sin embargo, al llegar a la empresa con la que quiere negociar, no es educado, no da la mano, ni las gracias, no se presenta de un modo adecuado, no es capaz de escuchar y comprender las necesidades de la otra parte, ni tampoco sabe expresar sus ideas de un modo asertivo. ¿Ustedes creen que este director conseguirá cerrar el negocio con la otra empresa? Seguramente, la respuesta es no. En esto, estamos de acuerdo. Esto demuestra, que muchas más veces juega un papel fundamental y es más importante las habilidades sociales y la inteligencia emocional que se aplica, que la inteligencia desarrollada en cualquier área técnica concreta.

Existen dos tipos de habilidades sociales, las habilidades sociales blandas o básicas y las habilidades sociales complejas.
Habilidades sociales blandas:
-Escuchar.
-Iniciar una conversación.
-Formular una pregunta.
-Dar las gracias.
-Presentarse.
-Presentar a otras personas
-Realizar un cumplido.


Habilidades sociales complejas:
-Empatía
-Inteligencia emocional
-Asertividad
-Capacidad de escucha
-Capacidad de comunicar sentimientos y emociones
-Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones
-Capacidad de negociación
-Modulación de la expresión emocional (cómo nos comunicamos)
-Capacidad de disculparse
-Reconocimiento y defensa de los propios derechos y los de los demás

Esperamos que toda esta información te ayude a seguir trabajando en el desarrollo y potencialidad de las habilidades sociales. No obstante, si no sabes cómo trabajarlas, no dudes en ponerte en manos de un profesional. Desde PsiqAT y la práctica del Acompañamiento Terapéutico ¡podemos ayudarte!

¿Qué es la ansiedad o fobia social?

El Trastorno de Ansiedad Social (TAS) o fobia social se produce al experimentar un temor intenso y persistente ante situaciones de interacción social, lo cual, puede interferir en el normal funcionamiento de nuestra vida diaria. Por ello, desde PsiqAT, queremos contarte un poco más acerca de ello.

El TAS o fobia social, es mucho más común de lo que podríamos imaginar. Los datos que actualmente están recogidos acerca de este tipo de ansiedad, indican que, aproximadamente el 13% de las personas presentan fobia social en algún momento de su vida. El trastorno afecta con una prevalencia anual cercana al 9% de las mujeres y al 7% de los varones. Este tipo de trastorno puede ser tratado y resuelto sin mayores complicaciones, aunque es importante remarcar que, si no se trabaja y se recurre a la evitación y aislamiento, podríamos hablar de que lo más probable es que se genere un deterioro en la calidad de vida de la persona y las diferentes áreas de su vida. También es importante remarcar que, con la pandemia derivada del Covid-19, las cifras de gente con este tipo de ansiedad se ha visto incrementada.

El Trastorno de ansiedad social se produce cuando se experimenta un miedo profundo a enfrentar interacciones sociales en los diferentes ámbitos o áreas de la vida de la persona (amigos, ocio, familia, trabajo, escuela, otras actividades cotidianas…). En las circunstancias descritas, se teme ser observado y juzgado por otros.

Existen una serie de síntomas que caracterizan la fobia social o TAS. Estos síntomas se presentan ante el pensamiento de enfrentar una situación de interacción social, momentos previos a enfrentarse a la misma o durante el encuentro. Los síntomas son los siguientes:

-Enrojecimiento.
-Sudores.
-Temblores.
-Náuseas o malestar estomacal.
-Taquicardia.
-Mantener una postura corporal rígida.
-Escaso contacto visual o hablar con voz baja.
-Sentir angustia, ansiedad o dificultad por estar con otras personas, especialmente si aún no las conocen.
-Baja autoestima.
-Sensación de inseguridad.
-Tener mucho miedo de que otras personas las juzguen.
-Evitar los lugares donde hay otras personas.

Es importante tener en cuenta que, por presentar algunos síntomas, no se tiene porque tener un trastorno, simplemente puede ser el inicio de alguna complicación, que es importante prestar atención y trabajar para prevenir que se perpetúe a lo largo del tiempo, pudiendo generar consecuencias en la vida de la persona. No dudes, si no encuentras las herramientas adecuadas en acudir a un profesional o ponerte en contacto con el equipo de PsiqAT, estaremos encantadas de ayudarte y acompañarte en tu proceso.

¿Cómo superarlo? A continuación, te dejamos algunos tips para tratar de trabajar la ansiedad social:


1. Acude a un profesional para que pueda acompañarte en tu proceso y se adecúe a tus necesidades.
2. Intenta poner en marcha técnicas de relajación de forma previa al momento de interacción social.
3. En la medida de lo posible, trata de no evitar esas situaciones. A largo plazo, es contraproducente y empeora la situación.
4. Conócete e identifica cuándo evitas y cuándo realmente no te apetece exponerte a una situación social.
5. Apóyate en tu red social de apoyo.

Si tienes cualquier duda o necesitas apoyo, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.


Trastorno Bipolar: Síntomas y cómo actuar

El trastorno bipolar es un trastorno de salud mental que afecta aproximadamente a un 3% de la población mundial. Por ello, desde PsiqAT queremos contarte qué es y cómo podemos actuar con las personas de nuestro alrededor que convivan con ello.

El Trastorno Bipolar es una afección del estado del ánimo que provoca cambios intensos en el comportamiento, los niveles de energía y actividad, así como, el propio estado de ánimo. La prevalencia de este trastorno, según los datos registrados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que el 3% (350 millones) de la población mundial convive con este trastorno, dándose en todas las culturas, razas y sexos.

Existen tres tipos diferentes de trastornos bipolares: Trastorno Bipolar tipo I, Trastorno Bipolar tipo II y Trastorno Ciclotímico. Para poder concretar y diagnosticar qué tipo de bipolaridad se podría estar padeciendo, se debe observar la frecuencia y la intensidad de los diferentes tipos de episodios (mixtos, maniacos/hipomaniacos y depresivos). A continuación, vamos a concretar las diferencias entre estos episodios y que sintomatología los caracteriza:

Episodios maniacos/hipomaniacos: son episodios y no síntomas, debido a la duración de la sintomatología que se describe a continuación:

-Sentimientos de mucho optimismo.

-Euforia.

-Sentirse nervioso o acelerado, más activo de lo que se está habitualmente.

-Tener mal genio o estar muy irritable.

-Hacer cosas arriesgadas que muestren una falta de juicio (comer o beber en exceso, gastar o regalar mucho dinero, tener relaciones sexuales poco seguras, etc.).

-Sentir que los pensamientos van a un ritmo demasiado rápido, lo que conlleva a hablar también rápido.

-Dormir menos.

-Sentirse inusualmente importante, grandioso o talentoso.

Episodios depresivos: del mismo modo, son episodios y no síntomas, debido a la duración de la sintomatología que se describe a continuación:

-Sentimiento de mucha tristeza, inutilidad y/o desesperanza.

-Comer poco o demasiado.

-Falta de interés en actividades habituales, no pudiendo, a veces, hacer cosas simples.

-Tener poca energía, costando mucho esfuerzo hacer cualquier actividad.

-Sensación de mucho cansancio o agotamiento.

-Hipersomnia (dormir demasiado).

-Sentimientos de soledad y aislamiento de los demás.

-Pensamientos de muerte o suicidio.

Episodios mixtos: son aquellos que se componen por una mezcla de sintomatología de los episodios maniacos /hipomaniacos y los depresivos.

Es importante que conozcamos este tipo de trastornos y los síntomas relacionados con cada episodio del que se componen para poder acompañar y ayudar a aquellas personas que conviven con ello.

Del mismo modo, desde PsiqAT queremos dejarte unos tips para ayudar y facilitar a las personas que tienen este tipo de trastorno:

  1. Ayúdale a aceptar su trastorno, acompañándole y estado disponible para cuando esa persona lo necesite.
  2. Anímale a que busque la ayuda de los profesionales pertinentes.
  3. Infórmate acerca del trastorno y entiende que, a veces, ciertas conductas se escapan del juicio de la persona que lo presenta.
  4. Aprende a reconocer los indicadores de que un episodio depresivo o maniaco/hipomaniaco para tratar de evitar la progresión de un episodio completo o retrasar la aparición de que se desencadene un nuevo episodio.
  5. Muestra comprensión y apoyo hacia la persona que lo tiene. No le juzgues o cambies tu forma de comportarte por el diagnóstico de dicho trastorno.
  6. Ayuda, en la medida de lo posible, a que estructure sus rutinas y tome la medicación que se le ha indicado.
  7. Pasa tiempo de calidad con la persona, así trataremos de evitar su aislamiento.

Esperamos que te haya sido de utilidad toda esta información y si tienes dudas, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Si necesitas ayuda o conoces a alguien que pueda necesitarla no dudes en contar con nosotras. Desde el PsiqAT y a través del Acompañamiento Terapéutico podemos ayudarte.

Apego: qué es, tipos e implicaciones psicológicas

El apego es la forma en que entendemos el mundo, a los demás y a uno mismo a partir de la primera vinculación establecida entre el bebé y su figura de cuidado. A lo largo de este artículo, nos adentraremos en este concepto, su importancia y los tipos de apego que hay.

Al nacer, estamos completamente desprotegidos y no podemos asegurar nuestra supervivencia, como pasa en la mayor parte de los mamíferos, por lo que, necesitamos de otro ser humano que se encargue de nuestro cuidado, alimentación, estimulación para explorar el mundo, etc. Esta figura responsable de nosotros, es el cuidador/a (habitualmente suele ser la madre) y, a través de él/ella, de cómo nos cuida, cómo nos vinculamos con el /ella, de si es una figura coherente, nos da cariño y seguridad o no, es una persona estable o no, desarrollamos nuestro tipo de apego

Cuando nacemos, para hacernos una idea, podemos imaginar el cerebro como si fuese una “plastilina”, la cual se va moldeando y en la que se pueden hacer mil formas o dibujos. Bien, pues nuestro cerebro, salvando las distancias, es similar. Al nacer, el cerebro tiene que comenzar a “dibujar” sus rutas neuronales, conexiones y estructuras cerebrales, que serán la base de su formación posterior. Imaginemos ahora que vamos a hacer una excursión al campo y que, al llegar al lugar nos gustaría dar un paseo y conocer la zona. De pronto, vemos que, del campo a través, sale un camino. ¿Crees que irías campo a través o que te dirigirías por el camino que has visto? Bien, la mayor parte de nosotros, nos iríamos por el camino que vemos que está hecho. Pues del mismo modo, funciona nuestro cerebro. Las primeras rutas y caminos que forma y toma nuestro cerebro son a partir del apego, es decir, esa primera vinculación con la figura del cuidador/a.

 

El apego es, por tanto, un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la madre (o cuidador/a) y el recién nacido o la persona encargada de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad. Durante los primeros años de vida, es cuando se produce la formación del apego, el cuál nos influirá en tres planos:

·  Nuestra manera de entender el mundo.

· Nuestra manera de entender quiénes somos y el papel que nosotros desempeñamos en el mundo.

· La forma en la que nos relacionaremos con los demás y con nosotros mismos. 

 

Existen cuatro tipos de apego según la teoría de apego de John Bowlby y sus características son las siguientes:

Apego Seguro

Infancia

           -Durante la infancia el bebé siente confianza en que el          cuidador/a estará disponible para atender sus necesidades.

-El cuidador/a es coherente y sabe detectar las necesidades afectivas y básicas del niño, aportando seguridad en el niño/a.

-El bebé no siente un nivel demasiado alto de angustia al separarse del cuidador/a porque sabe que, en caso de necesitarlo, aparecerá para atenderlo.

-El niño/a explora el mundo sin miedo, con mayor confianza y seguridad.

Adultez

-Personas que confían en sí mismas y tienen una buena autoestima, confiando también en los demás.

-Establecen límites afectivos en sus relaciones personales, permitiendo intimidad y cercanía en ellas. Cuando existe una separación son comprensivas con la distancia física y emocional de los demás y de uno mismo.

-Son capaces de detectar y expresar sus necesidades y sentimientos, así como, atender y escuchar las de los demás.

Apego Inseguro Ansioso Ambivalente

 

Infancia

-El bebé no tiene certeza de el cuidador/a esté disponible y su presencia, a veces, no le calma. Esto se debe a que la figura del cuidador/a está muchas veces disponible, pero en algunas ocasiones no lo está, generando en el niño desconfianza e inseguridad, así como, angustia.

-El niño puede reaccionar con rechazo y/o cólera hacia el cuidador/a y buscar enseguida el contacto con él/ella.

Adultez

-Personas con preocupación acerca de la idea de estar solas y con miedo al abandono.

-Suelen establecer relaciones tóxicas por el nivel de dependencia emocional que se presenta en sus relaciones.

-Sienten miedo al rechazo, mostrándose hiper vigilantes.

-Presentan inestabilidad emocional junto con una baja autoestima

Apego Inseguro Evitativo

Infancia

-Son niños/as que tienden al aislamiento, siendo poco afectivos y comunicativos.

-El bebé suele mostrar un comportamiento parecido entre sus figuras de cuidado y los extraños. Esto se debe a que el cuidador/a no atiende las necesidades afectivas y emocionales del niño/a, atendiendo demandas básicas, pero mostrándose distante.

-Son niños/as demandantes, traviesos, agresivos o con berrinches exagerados.

Adultez

-Personas que dan más valor a la autonomía, percibiéndose como autosuficientes.

-Les incomoda el compromiso y exceso de intimidad en sus relaciones personales.

-Suelen ser fríos o distantes.

-Son personas inseguras, con miedo al rechazo.

Apego Inseguro Desorganizado

Infancia

-El bebé percibe que la respuesta del cuidador/a es impredecible, generando sensación en él/ella sensación de miedo, angustia, caos e incertidumbre.  Esto se debe a que el cuidador/a no es coherente, no atendiendo muchas veces las demandas básicas y emocionales del pequeño/a.

-Suele darse en entornos donde está presente la violencia y/o en entornos desestructurados, donde se combina la violencia con la afectividad.

-El niño presenta comportamientos contradictorios hacia el cuidador/a, buscando cuidado y evitándolo a la vez.

-Puede darse una inversión de roles, donde sea el niño/a quien cuide a la figura de apego. Este tipo de apego supone un alto riesgo para el desarrollo de problemas de salud mental.

-El nivel de desarrollo del niño/a es menor ya que siente miedo a la hora de explorar el entorno, derivando en problemas atencionales, de concentración, expresión verbal pobre, etc.

Adultez

-Dificultades para entender mundo y percibir a los demás, así como, a sí mismos.

-Suelen tener relaciones volátiles e inconsistentes. Esto se debe a que son impredecibles en cuanto a sus reacciones y comportamientos.

-Baja autoestima, presentando complicaciones para poner límites y entender el de los demás en sus relaciones afectivas.

-Tienen grandes oscilaciones emocionales, pasando de la evitación, aislamiento y rechazo, a la dependencia.

Conocer qué es el apego y saber detectar cuál es nuestro tipo de apego nos permite conocernos y saber trabajar sobre nuestras fortalezas y debilidades para así, poder acercarnos a relacionarnos con los demás con uno mismo y con el mundo de la forma más sana posible. Por otra parte, tomar conciencia de esto nos ayuda a ser mejores cuidadores y saber la importancia de que la forma en que nos vinculamos con nuestros pequeños influirá de forma determinante el resto de su vida. Aún así, es importante saber que el apego es algo que se puede trabajar. Desde PsiqAT, queremos animarte a que identifiques tu tipo de apego y no dejes de trabajarlo, si quieres nuestra ayuda para ello, ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotras!