El apego es la forma en que entendemos el mundo, a los demás y a uno mismo a partir de la primera vinculación establecida entre el bebé y su figura de cuidado. A lo largo de este artículo, nos adentraremos en este concepto, su importancia y los tipos de apego que hay.
Al nacer, estamos completamente desprotegidos y no podemos asegurar nuestra supervivencia, como pasa en la mayor parte de los mamíferos, por lo que, necesitamos de otro ser humano que se encargue de nuestro cuidado, alimentación, estimulación para explorar el mundo, etc. Esta figura responsable de nosotros, es el cuidador/a (habitualmente suele ser la madre) y, a través de él/ella, de cómo nos cuida, cómo nos vinculamos con el /ella, de si es una figura coherente, nos da cariño y seguridad o no, es una persona estable o no, desarrollamos nuestro tipo de apego.
Cuando nacemos, para hacernos una idea, podemos imaginar el cerebro como si fuese una “plastilina”, la cual se va moldeando y en la que se pueden hacer mil formas o dibujos. Bien, pues nuestro cerebro, salvando las distancias, es similar. Al nacer, el cerebro tiene que comenzar a “dibujar” sus rutas neuronales, conexiones y estructuras cerebrales, que serán la base de su formación posterior. Imaginemos ahora que vamos a hacer una excursión al campo y que, al llegar al lugar nos gustaría dar un paseo y conocer la zona. De pronto, vemos que, del campo a través, sale un camino. ¿Crees que irías campo a través o que te dirigirías por el camino que has visto? Bien, la mayor parte de nosotros, nos iríamos por el camino que vemos que está hecho. Pues del mismo modo, funciona nuestro cerebro. Las primeras rutas y caminos que forma y toma nuestro cerebro son a partir del apego, es decir, esa primera vinculación con la figura del cuidador/a.
El apego es, por tanto, un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la madre (o cuidador/a) y el recién nacido o la persona encargada de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad. Durante los primeros años de vida, es cuando se produce la formación del apego, el cuál nos influirá en tres planos:
· Nuestra manera de entender el mundo.
· Nuestra manera de entender quiénes somos y el papel que nosotros desempeñamos en el mundo.
· La forma en la que nos relacionaremos con los demás y con nosotros mismos.
Existen cuatro tipos de apego según la teoría de apego de John Bowlby y sus características son las siguientes:
Apego Seguro
Infancia
-Durante la infancia el bebé siente confianza en que el cuidador/a estará disponible para atender sus necesidades.
-El cuidador/a es coherente y sabe detectar las necesidades afectivas y básicas del niño, aportando seguridad en el niño/a.
-El bebé no siente un nivel demasiado alto de angustia al separarse del cuidador/a porque sabe que, en caso de necesitarlo, aparecerá para atenderlo.
-El niño/a explora el mundo sin miedo, con mayor confianza y seguridad.
Adultez
-Personas que confían en sí mismas y tienen una buena autoestima, confiando también en los demás.
-Establecen límites afectivos en sus relaciones personales, permitiendo intimidad y cercanía en ellas. Cuando existe una separación son comprensivas con la distancia física y emocional de los demás y de uno mismo.
-Son capaces de detectar y expresar sus necesidades y sentimientos, así como, atender y escuchar las de los demás.
Apego Inseguro Ansioso Ambivalente
Infancia
-El bebé no tiene certeza de el cuidador/a esté disponible y su presencia, a veces, no le calma. Esto se debe a que la figura del cuidador/a está muchas veces disponible, pero en algunas ocasiones no lo está, generando en el niño desconfianza e inseguridad, así como, angustia.
-El niño puede reaccionar con rechazo y/o cólera hacia el cuidador/a y buscar enseguida el contacto con él/ella.
Adultez
-Personas con preocupación acerca de la idea de estar solas y con miedo al abandono.
-Suelen establecer relaciones tóxicas por el nivel de dependencia emocional que se presenta en sus relaciones.
-Sienten miedo al rechazo, mostrándose hiper vigilantes.
-Presentan inestabilidad emocional junto con una baja autoestima.
Apego Inseguro Evitativo
Infancia
-Son niños/as que tienden al aislamiento, siendo poco afectivos y comunicativos.
-El bebé suele mostrar un comportamiento parecido entre sus figuras de cuidado y los extraños. Esto se debe a que el cuidador/a no atiende las necesidades afectivas y emocionales del niño/a, atendiendo demandas básicas, pero mostrándose distante.
-Son niños/as demandantes, traviesos, agresivos o con berrinches exagerados.
Adultez
-Personas que dan más valor a la autonomía, percibiéndose como autosuficientes.
-Les incomoda el compromiso y exceso de intimidad en sus relaciones personales.
-Suelen ser fríos o distantes.
-Son personas inseguras, con miedo al rechazo.
Apego Inseguro Desorganizado
Infancia
-El bebé percibe que la respuesta del cuidador/a es impredecible, generando sensación en él/ella sensación de miedo, angustia, caos e incertidumbre. Esto se debe a que el cuidador/a no es coherente, no atendiendo muchas veces las demandas básicas y emocionales del pequeño/a.
-Suele darse en entornos donde está presente la violencia y/o en entornos desestructurados, donde se combina la violencia con la afectividad.
-El niño presenta comportamientos contradictorios hacia el cuidador/a, buscando cuidado y evitándolo a la vez.
-Puede darse una inversión de roles, donde sea el niño/a quien cuide a la figura de apego. Este tipo de apego supone un alto riesgo para el desarrollo de problemas de salud mental.
-El nivel de desarrollo del niño/a es menor ya que siente miedo a la hora de explorar el entorno, derivando en problemas atencionales, de concentración, expresión verbal pobre, etc.
Adultez
-Dificultades para entender mundo y percibir a los demás, así como, a sí mismos.
-Suelen tener relaciones volátiles e inconsistentes. Esto se debe a que son impredecibles en cuanto a sus reacciones y comportamientos.
-Baja autoestima, presentando complicaciones para poner límites y entender el de los demás en sus relaciones afectivas.
-Tienen grandes oscilaciones emocionales, pasando de la evitación, aislamiento y rechazo, a la dependencia.
Conocer qué es el apego y saber detectar cuál es nuestro tipo de apego nos permite conocernos y saber trabajar sobre nuestras fortalezas y debilidades para así, poder acercarnos a relacionarnos con los demás con uno mismo y con el mundo de la forma más sana posible. Por otra parte, tomar conciencia de esto nos ayuda a ser mejores cuidadores y saber la importancia de que la forma en que nos vinculamos con nuestros pequeños influirá de forma determinante el resto de su vida. Aún así, es importante saber que el apego es algo que se puede trabajar. Desde PsiqAT, queremos animarte a que identifiques tu tipo de apego y no dejes de trabajarlo, si quieres nuestra ayuda para ello, ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotras!